lunes, 28 de octubre de 2019

05463-77.NOTAS PARA UN IMPOSIBLE MANIFIESTO ANARQUISTA: 07.Segunda Era: De la Hidra a la Política: La Guerra

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05429 (15.10.2019 - 06.Segunda Era: De la Hidra a la Política
                                       El templo y el refugio)

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      Ahora bien, si el Refugio es aceptación de la Desfiguración del Gobierno, es la HIDRA DE LA VERDAD, cualidad especifica del Templo, lo que materializa el gobierno de uno para los demás. Hay que sojuzgar al Hombre a la Imagen Divina; he aquí la SEGUNDA NORMA. 

     Y se admiten dos formas de acercamiento. Consiste la primera de ellas en un sometimiento voluntario de la Segunda Voluntad; ejercicio que se ejecuta mediante un Acto de Fe. La determinación es intransigente, se doblega el Hombre así mismo, ha olvidado que sus pensamientos lo son inventados. Le queda la pasión. Como el Algo y la Cosa ha desaparecido, aflora el sucedáneo al que conocemos como HOMBRE, un ser animal aupado a la categoría de humano que no duda en inventar la esclavitud, generando de tal modo la segunda forma de acercamiento a la Imagen Divina, consistente en estás con mi dios o estás contra mi dios. He aquí el principio y fin de las guerras. Dicho de otro modo, lo que muestra la Hidra de la Verdad es que como Civilización la Verdad es única, porque procede de la misma Imagen Divina y porque la supervivencia radica en sostener la VERDAD ÚNICA.  

     La GUERRA es la defensa de la Verdad Única. Nace como un ejercicio de habilidades personales; posicionamiento del Hombre en la Espiral, acogimiento y sometimiento de la Hembra y su descendencia, gobierno del Redil, alianzas con otros Rediles, formación de Pueblo. Termina siendo un ejercicio de adquisición violenta, tanto de las propiedades materiales como de las humanas; es decir, transformación de la Topía en Verdad Única. La Guerra es, como Convicción Personal, hija natural de aquel Mandato de reagrupamiento ordenado por el Iluminado, y constituye la forma más preclara de sostener la Soberanía; se adorna de Núcleos Periféricos determinados, posee un carácter nacionalista y está dirigida por la Vanguardia de la Verdad, es decir, por el Cauce Central de la Espiral. A la Guerra como supervivencia se une la Guerra como lucha y, finalmente, la Guerra como objetivo en sí mismo. La Guerra cursa razones, acusa convicciones, y deja de existir como Poder. Nos encontramos, pues y de forma definitiva, ante el Hombre que ya no es el Algo y la Cosa sino la terminación del Estado. La Guerra, siendo como es la declaración de un espectro histórico, precisa para su desarrollo de un instrumento; ese brazo de ejecución es la Cofuerza Externa. 

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