domingo, 6 de junio de 2010

00167-1. TRATADO DEL GASTO

Cualquier idea, en movimiento o en reposo, transita por un medio al que llamamos Espacio y conocemos como Tiempo. Ni el Tiempo ni el Espacio generan duda alguna sobre su existencia, de modo que sobre el soporte de ambos se genera el pensamiento. ¿Qué hay más allá. o más acá, de los citados? es algo que nos produce desprecio, ya que admitimos como cierto que son ciertos y evidentes en el pensar que deriva en pensamientos. El Espacio proporciona el soporte físico necesario por el cual nos situamos en algún Punto, siendo éste el elemento esencial del Espacio. El Punto, por tanto, evidencia la realidad del Espacio, de modo que siendo cierto que nos apoyamos en un Punto existe el Espacio. Nos reconocemos, pues, por el lugar donde estamos, de tal manera que la inexistencia del lugar acarrea la falsedad del Espacio. Pero no podemos permitirnos el lujo de observar como cierto que el Espacio sea un invento del pensar; tenemos que concluir que el Espacio es cierto en dos aspectos: como punto de soporte y como pensamiento. Ahora bien, si pensamos es porque existe un proceso que transforma el pensar en pensamiento. La evidencia de que esto es así recibe el nombre de Tiempo, el cual, en primer lugar, nos ayuda a materializar el Espacio, y en segundo lugar, como proceso, se evidencia por medio del Espacio. Debemos concluir, a la vista de lo dicho, que ambos son el resultado de una evidencia del Pensar devenido en Pensamiento, lo que conocemos como Energía y terminamos llamando Fuerza; ésta Capacidad para relacionar al espacio y al tiempo entre lo absoluto y lo relativo, determina que olvidemos el origen y nos centremos en su resultado, al que llamamos GASTO.

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