Ver documento 00180
Dejad que las banderas,
como telas de faraones,
deshilachados paños
de roña llenos,
de colores sin colores,
se recojan en los museos,
presas tras las vitrinas
de cristal, custodiadas
por el celo de las alarmas,
vigiladas por las miradas
de esos hombres nuevos,
que solo
tiene de las banderas
el recuerdo de los partidos
que lo fueron de otros tiempos.
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