00187-18.ALICANTE: 5.Las Hogueras

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02982 (19.06.2016 - 10.Las Hogueras: Año 2016)

LAS BARRACAS son guaridas; yo me lo guiso, yo me lo como. Cuando el sol en lo alto apretaba, cenar en el fondo de la cueva se hacía para el hombre de las cavernas un suplicio, de modo que se le ocurrió platar la mesa y las viandas a la puerta de la cueva, haciendo otro tanto el de la cueva de al lado, de modo que convinieron que hablar de puerta a puerta de las cuevas no era lo más elegante, de ahí que acordaron un área común a la que llamaron barraca.

Establecer el origen de la Barraca de Hogueras en aquel armazón de cañas, esparto y sabanas, fijado sobre las arenas de la playa en el día de Santiago, puede resultar un recurso justificativo de algo que no tiene justificación; adornarlo con la tortilla de patatas, el conejo con tomate, pan y la garrafa de vino, es una licencia poética que no casa en absoluto con la espóntanea necesidad de escapar del interior de la casa cuando más la calor se posesiona de la noche.

Una visión más prosaica nos da la realidad de lo acontecio: son hogueras y unos amigos hemos decidido cenar juntos, ¿dónde lo hacemos?, pues en la calle, ¿cómo lo hacemos?, pues cerramos con una valla esta parte de la acera y a cenar. ¡Ya tenemos la barraca de Hogueras!

La estructura de la Barraca de Hogueras es muy sencilla: un grupo de gente, de entre los cuales se nombran los cargos pertinentes, que aportan unas cantidades de dinero, destinadas, principalmente, al pago de música, de la hoguera a la que pertenecen, de los materiales necesarios para formalizar el recinto, de las bebidas y las comidas, y otras cantidades que siempre han de surguir en cualquier actividad humana, correspondiendo, normalmente, el montaje y desmontaje de la barraca a los propios socios. Hay Barracas que complementan sus ingresos con el alquiler de mesas a foráneos, y las hay que destinan recintos abiertos para que el bar de la Barraca complemente sus beneficios en estás atenciones.

Pero junto a la Barraca Tradicional y por iniciativa de los poderes públicos se pone en marcha La Barraca Popular, abierta a todo el mundo, gratuita, con actuaciones y con módicos precios en las bebidas.

Fuera del programa oficial de fiestas existe en las Hogueras de Alicante un acontecimiento que bien puede empezar a considerarse como una tradición; los bomberos, manguera en mano, dirigen el agua a presión contra grupos de personas que buscan refrescarse del calor de los hogueras. Este acto lo conocemos como LA BAÑÁ. Sabemos que BANYAR (valenciano) es BAÑAR (español), de lo que se dice banyar como bañá, que viene a ser bañarse, mientras que DUTXA (valenciano) es DUCHA (español). La diferencia esencial entre "bañarse" y "ducharse" reside en que por lo primero nos introducimos en el agua, la cual está en un recipiente natural o artificial, mientras que por lo segundo es el agua quien se introduce, desde una cierta altura, en nosotros, de modo que será el agua de la manguera la que ejerce de sujeto activo al introducirse en nosotros, por lo que al acto que sucede debería de llamarse "la dutxá", pero le llamamos "la banya" y pronunciamos "la bañá". Bien; aceptaremos la imposición de los términos y diremos que La BAÑÁ es un elemento relativamente nuevo en las Hogueras de Alicante, pero que con el cruce de los siglos XX-XXI ha adquirido una preeminencia que la sitúa como el hecho más relevante fuera del programa oficial. Porque, y ciertamente es así, la Bañá no existe; cuando las llamas pierden su fuerza pero la Hoguera persiste en su calor, se inicía por las masas de jóvenes el asalto a los Bomberos, los cuales reciben los primeros calurosos primeros insultos al objeto de que retiren de la Hoguera el agua saliente de la manguera, dirigiendo el chorro hacía los provocadores, los cuales se dejan alcanzar por el agua, teniendo de tal manera lugar un baño de agua que funde el calor de la Hoguera y da frescor al cuerpo, que poco a poco se enfría y recuerda que la Noche de San Próspero ha terminado.