miércoles, 20 de noviembre de 2013

01670-94.GENERALIDADES: 07.Inmigración e Integración: La valla de Melilla

DOCUMENTO ANTERIOR: 01122 - 01315 - 01666 - 01166
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                                                             I: ANTECEDENTES
       CEUTA y MELILLA son dos ciudades españolas donde habitan españoles propietarios y cada vez más crece la masa de "moros". Los MOROS de Ceuta y de Melilla se elevan en el año 2013 al 40% de la población, son españoles y europeos, y sumisos de Alá, y quieren ser "moros" porque el serlo les facilita ampliamente las relaciones con las "moras", dominan mejor las relaciones familiares, y ejercen un mayor poder social, pero, y al tiempo, no desdeña el "moro" los avances tecnológicos siempre que los mismos no interfieran en su poder dentro de la sumisión a Alá. Dicho de otro modo, si alguien en Ceuta y Melilla desea que ambas ciudades sigan siendo españolas son los "moros"
                                                     II: LA VALLA DE MELILLA  
       Mil inmigrantes subsaharianos han intentado, de nuevo, cruzar la FRONTERA por que sí; no parece que sea "por que sí" un argumentario muy jurídico, ya que para cruzar una frontera se hace razonablemente necesario unos papeles y una puerta. De otro modo, quiérase o no, cruzar una frontera es un delito, y hacerlo por hambre no deja de ser un delito..., porque una vez se ha cruzado la frontera por hambre, persiste el hambre, y ese hambre, una vez cruzada la frontera, alguien ha de pagarla para matarla.
      Para impedir que esa frontera sea cruzada, levantan los hombres vallas. Ambas partes están de acuerdo que esa línea es infranqueable salvo que se haga por las correspondientes puertas y con los papeles legales, de ahí que toda FRONTERA sea, por definición, una línea de violencia y agresión, y que para cumplir tal cometido deba de disponer de los materiales e instrumentos que hagan posible su destino, que no es otro que separar hombres. Negar pues tales materiales e instrumentos son negar la existencia de la frontera, y por lo mismo admitir que todo movimiento libre de los hombres entre   países es un derecho, de igual modo que el acceso libre, por cualquiera, a una vivienda particular es licito y humanamente deseable, como lo es que el hambriento invasor se coma las existencia de una nevera particular, duerma en una cama particular y exija al PARTICULAR la obligación humanitaria que tiene de dar de comer al hambriento.

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