CALBLANQUE es un parque regional situado al sureste de Murcia, estando formado por la zona de Calblanque, el Monte de Las Cenizas y la Peña del Aguila. Reptiles, insectos y aves junto a matorrales, pinos, palmito y otros forman su población, que dejo de ser humana allá por los años cincuenta del siglo XX, completándose con la cordillera de montes béticos, dunas fósiles, arenas ocres y unas playas ligadas a unos acantilados, junto a los cuales se extienden unas pequeñas salinas.
El Viajero Maduro ha de fraccionar el parque en dos zonas. Al OESTE podrá acceder desde la Autovía de La Manga, cerca de Belones y hacía Portman, por una carretera que ha de llevarle al Monte de Las Cenizas, que sube a trescientos metros de altura entre pinos y un aire limpio y marino; son tres kilometros y medio, tres cuartos de hora, y los sonidos confundidos de unas aves escondidas, entre unas vistas pulcras que dejan en el infinito a esa cegada, de minerales oscuros, bahía de Portman y esas pendientes de lomas largas hacía al agua, gobernadas por el Cabezo de La Fuente. En el alto, y tras un recuerdo a los mayas, dos baterias de costa vigilan, muertas, la línea maritima. Después hay que bajar, tomar el coche y seguir hasta Punta Negra, donde una playa y el Faro de Portman nos permitiran descansar.
Regresará El Viajero Maduro, por la misma carretera, a la Autovía de La Manga, poniéndo rumbo su coche hacía el CABO DE PALOS, donde un expléndido faro de más de ochenta metros de altura, antigua escuela de torreros, situado en una esquina en continuo combate con las aguas, le espera, para enseñarle más allá las Islas de Las Hormigas y más acá el Mar Menor con su Manga entremedias, haciéndose, para entonces la hora del COMER es uno de esos restaurantes que descansan sobre el puerto.
De nuevo el coche, de nuevo la Autovía de La Manga, está vez, hacía Murcia, y siguiendo las indicaciones llegar a Cobatillas, que es la zona ESTE del parque, donde al Viajero Maduro atenderán en Turismo. Desde aquí a Playa Larga, desde cuyo mirador se puede contemplar todo el expléndor de unas playas doradas, Negrete y la Punta del Hacho a la derecha, la Playa de Las Cañas a la izquierda, y poder a estas playas bajar por los caminos de madera, pues pisar las dunas es un delito moral y ético, llenándo el cuerpo de la sal marina, pudiendo contemplar, majestuoso, el cabezo de la Fuente, al través de cuya linde se puede andar un sendero circular.
Otra vez el coche y pasando por Cobatillas seguir hacía el este, donde habrá de detenerse en las SALINAS DEL RASALL, entrar en uno de sus observatorios y deleitarse con la presencia animal de aves sobre las aguas, en un refugio de quietud, para seguir hasta la Playa de Calblanque, un prodigio de hermosura, e iniciar, más allá de Punta Espada, un caminar por los acantilados hasta Cala Reona.
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