domingo, 21 de enero de 2024

08031-156.LIBROS: 39.Contribución a Así habló Zaratustra de Nietzsche: De la Virtud y del Egoísmo

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                                  02.El Eterno Retorno)

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08040 (24.01.2024 - 40.Contribución a Así habló Zaratustra 
                                       de Nietzsche
                                  01.El mundo, la vida y la conciencia
                                  01.El Mundo)


       La Virtud, desde un desarrollo histórico, es lo propio del virtuoso, y éste es aquel que se ajusta a lo normado por una sociedad humana, de manera que el virtuoso da conforme la sociedad determina lo que se ha de dar entre el exceso y el defecto, en un punto medio que es la felicidad personal, esto es, la virtud es lo contrario del vicio. Así, el Vicio es lo que se ajusta al mal. 

       Cómodo Centón nos dice que creer en Dios es un vicio ya que Dios es una droga que corrompe la libertad de la persona, y que, por lo mismo, negar a Dios es una virtud que acrecienta la libertad de la persona. De igual modo, aceptar la necesidad del Estado en una sociedad humana es un vicio pues el Estado elimina la libertad de la persona, en tanto que negar la necesidad del Estado es una virtud. El término medio, pues, no existe entre lo virtuoso y lo vicioso, y la felicidad no es el resultado del moderado punto central, sino la imposición de lo que la convicción personal determina como vicio y como virtud. Dicho de otro modo, la virtud es capitulación ante la estructura político/social, en tanto el vicio, entendido como egoísmo, es la superación de la sociedad, es decir, la virtud es el egoísmo personal mientras que el egoísmo es la esencia de la virtud.

        La VIRTUD ha de ser dadivosa, nos dice Zaratustra; lo que se entrega no recibe prenda a cambio. La virtud se encuentra en el corazón que desborda bendiciones, cuando el hombre se eleva por encima de la alabanza y la censura, cuando se desprecia lo agradable, cuando se posee la voluntad única. Esta NUEVA VIRTUD confiere poder, siendo de tal modo que el virtuoso no recibe pago alguno, no recibe recompensa alguna, sino que la virtud es uno mismo. “La virtud máxima es la virtud que da”, aquella que está en el hombre y no nace en la sociedad. Así, el hombre elegido o aquel que se elige a sí mismo, toma el camino hacía las alturas, es decir, de la especie a la superespecie; éstos son los solitarios que viven aislados y que llegado el día formaran un pueblo, y de ese pueblo nacerá el superhombre.

       La virtud que da y no recibe es EGOÍSMO; “es sano y sagrado”. 

       Hay otro egoísmo, “pobre y famélico”, que roba; es el EGOÍSMO ENFERMO

       Previamente Stirner manifiesta que efectivamente hay dos tipos de egoísmo; el propio del Hombre que vive en la sociedad humana y que se sostiene en recolectar toda clase de riqueza para sí mismo, y el egoísmo de El Único que responde al hecho de adquirir la propiedad de uno mismo en sí mismo, y que solo se puede desarrollar en una asociación de hombres libres. 

      Como se ve hay una cierta similitud en la idea de Nietzsche y en la de Stirner, aunque no tanto en el desarrollo de la idea; en ambos autores el “a sí mismo” y el “único” viene a ser el sujeto activo que evoluciona, sin embargo, Nietzsche lo reduce a una sociedad del hombre que evoluciona a otra del superhombre, en tanto Stirner muta la sociedad humana de hombres dominados por la asociación humana de hombres libres.

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