viernes, 26 de marzo de 2010

00073-3.JIJONA.2009: 1. Los Mirones


DOCUMENTO POSTERIOR:
02239 (05.04.2015)

Dicen de la fiesta que es un acto colectivo, y dicen de quién acude solo de fiesta que más bien parece un vicio. Se precisa, para ir a una fiesta, de una intención: alegría, desenfado, diversión, trasgresión y cualesquiera otra razón o sentido que justifique la decisión de ir de fiesta. A la fiesta, cuando la preparamos, vamos o estamos en ella la llamamos "fiestas", y en este entendimiento del singular al plural damos significado al hecho de que las fiestas sean colectivas y nunca individuales. Así pues, las fiestas son reuniones sociales y conjuntos de actos destinados a cumplir un objetivo: divertirse, pasarlo bien, disfrazarse, danzar, cantar, comer, beber; pero, y además, recordar un suceso histórico o bien son el premio a la terminación de un periodo de trabajos.

Ir de fiesta no es lo mismo que acudir a las fiestas, de modo que cuando alguien está de fiesta comparte su fiesta con otros que también están de fiesta. Así cuando uno va a la fiesta se introduce en las fiestas, desvaneciéndose en ellas y participando de sus actos, en sus representaciones, como un elemento simple dentro de una reacción química, donde átomos, moléculas, electrones y valencias se desatan dentro de una conjunción colectiva cuyo fin es perpetuar las fiestas, es decir, dar sentido a la sociedad mediante el concepto de colectividad. Ir de fiesta es un elemento personal, explosivo, visceral, que se deshace en una representación colectiva de exaltación.

Acudir a las fiestas es un elemento externo, algo venido de fuera, impulsado por otros que reclaman de la presencia de un público. Son varios los motivos que nos hacen acudir a las fiestas; que no tenemos edad para ir de fiesta, entiéndase por defecto o por exceso, que son las fiestas de otros, entiéndase que no son en mi pueblo, que no las entendemos o que no tenemos ganas, entiéndase que ya que las hacen las soportaremos o aquello de unirse al enemigo si con el enemigo no podemos.

En toda fiesta existe una réplica entre los actores que la protagonizan y el público que la visualiza, y en ese intercambio habido en un supuesto dialogo lo que realmente destaca es la presencia de dos monólogos.

La cuesttión, sin embargo, radica en otro extremo: ¿quién es el verdadero sujeto de unas fiestas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario