jueves, 25 de marzo de 2010

00070-4. SOY EL DESCANSO DE MI MISMO: del Hombre fuera de si mismo.

Verdocumento 00038
De las explicaciones sobrenaturales se construyen por el Hombre las DOCTRINAS como conjunto de poder y sumisión, donde todo, aparentemente, se conduce a la realización de la voluntad del Eterno, siendo varios los modos de hacerlo, entre los que nos encontramos, en primer lugar, con una ascética física-mental y una contemplación mística, cuyo fin último es el conocimiento que proporciona fijar la posición del Alma en el cosmos; ésta Alma tiene vida propia en virtud de que la tiene fuera del cuerpo, ya que si bien necesita de un cuerpo para evolucionar hacía el Eterno, no precisa del cuerpo una vez yace junto al Eterno, de aquí que el Alma sea su propia cárcel y el Cuerpo habitáculo material que engendra el proceso hacía lo Eterno.

Es la relación entre el Alma y el Cuerpo lo que proporciona al Hombre la Doctrina para sojuzgar a los hombres. No es una cuestión de mérito o demerito, de pena y de recompensa, de hecho y derecho, de lo real y de lo ideal, de lo físico y lo moral, se trata de una EXPIACION por algo que el Hombre ha decidido que los hombres han quebrantado; el Ser Humano, incapaz de serlo por si mismo, decide que es el resultado de lo Eterno, que a éste debe su existencia, siendo la vía que ha de conducirle a reparar su deuda el alcanzar al Eterno sin sobrepasarlo, siendo la comisión del delito la soberbía de pensar que no existiendo lo Eterno es el Hombre, a falta de una evidencia incuestionable, el primero y único motor de la vida.

La Doctrina se presenta, desde este momento, como la enseñanza de UNO que se da para la instrucción de OTRO, presentándose como ciencia y erudición, esto es SABIDURIA.

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