martes, 30 de marzo de 2010

00078-5. SOY EL DESCANSO DE MI MISMO: de la Sabiduría

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La SABIDURIA nace como una negación del Hombre en sí mismo, ya que si la Sabiduria fuese positiva sería del todo innecesaria, pues la Sabiduría como positiva es, en sí misma, sabiduría que no requiere de sabiduría. Lo que inicia el Proceso del Conocimiento es un camino hacía la obtención de una sabiduría que negándose tiene que encontrarse. Dicho de otro modo, el Eterno siendo, como es, Sabiduría, no precisa de ningún proceso de conocimiento para alcanzar la sabiduría, ya que lo que se tiene no es necesario buscarlo, constando como en el Hombre es la ausencia de sabiduría lo que produce el proceso de busqueda de la Sabiduría, que está fuera del Hombre y en algún lugar pendiente de ser descubierto.

El párrafo anterior describe, con todo detalle, la IDEA DEL HOMBRE en cuanto Idea Básica de Conocimiento, es decir, El Eterno es Sabiduría, de modo que el Hombre renuncia a sí mismo y traslada su ser a uno superior al que, de modo general, llamamos el Eterno, iniciando de tal manera el Proceso de Conocimiento en busca de aquello a lo que previamente ha renunciado y puesto como cualidad de un ser superior.

El PROCESO DEL CONOCIMIENTO parte de una negación, que es positivado con el terrible concepto de la SALVACION. Y decimos que la Salvación es una descripción atroz del Hombre como es la primera IDEA DEL HOMBRE. Tras la separación que el Hombre realiza de sí mismo, deviene la Salvación como medio para volver a sí mismo.

Pero y en palabras de Cómodo Centón: ¿de qué tiene el Hombre que salvarse?

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