lunes, 8 de marzo de 2010

00047-6.ALICANTE.1844: 2.Los Martires de la Libertad

Ver documento anterior 00035 y 00020
Ver documento posterior 00058
Tomados, como queda dicho, BONÉ y los suyos por las partidas de los pueblos de RELLEU y SELLA, se llegó hasta aquellos parajes una de las unidades que habían salido de ALICANTE por orden de RONCALI y en persecución de los evadidos. Eran quince lanceros de Lusitania al mando del coronel Contreras, quién los sacó de las prisiones de los dichos partidos y al anochecer, de ese SEIS DE MARZO, los encaminó hacá a Alicante.

El día SIETE DE MARZO Alicante continuaba en el más estricto ambiente castrense. Se redoblaron las medidas de seguridad, siendo necesario un salvoconducto especial para abandonar la población, de modo que los buscados no pudieran huir al merecido castigo por la infamia a S.M., y se apliacaban severas normas para el mejor mantenimiento del orden y de la paz general, al tiempo que ya se hacían los preparativos para proceder con el avance sobre Cartagena, que aún se encontraba levantada. En este nuevo día se manda por Roncali que cuantos enemigos del orden se hallen ocultos en la ciudad, iniciadores activos del pronunciamiento, seguidores activos y cuantos contribuyesen al sostenimiento de la rebelde acción, slgan de sus ocultos y se presenten, en la calle de Labradores, ante el coronel Ramos de Montes. La medida se hacía extensiva a cuantos, sin estar entre los anteriores, ocultasen o ayudasen a ocultar a éstos, encubran o favorezcan de algún modo, considerándose todos y sin excepción reos de lesa majestad y por lo mismo, y en justicia, pasados por las armas. Imponiéndose, en la misma orden, que el Jefe Políitico de la Provincia y el Ayuntamiento quedasen en la misión de realizar las oportunas visitas domiciliarias y toma de medidas para rescatar de sus escondrijos a tales traidores. Esto provocó necesariamente que las cárceles de Alicante vienesen a rebosar su contenido y que cuantos lugares se podían habilitar para esta función lo fueren.

El día siete de marzo, al atardecer, Boné y cinco más entraban en Alicante en compañia de los lanceros de Lusitania del coronel Contreras, quedando en prisión en la Casa Consistorial, con otros que en la sombria oscuridad de las mazmorras esperaban. Allí pasarían la noche.

Todo, pues, tocaba a su fin. El definitivo "tomada que el fue su declaración, identificada su persona, como también las de aquellos y los que formaron parte activa de la rebelión", se dispuso lo necesario para ejercer la suprema justicia que siempre acompaña a los vencedores y exhala la vergüenza en los derrotados. El OCHO DE MARZO fue Boné sacado, a las ocho de la mañana, de su prisión, a cubierto de un pelotón de guardias, y con él otros veintitrés más. Todos se hicieron acompañar por la debida guardia, conforme ordenes de Roncali, que era de diez por condenado. Salieron del Ayuntamiento, calle de la Princesa y calle del Triunfo; ¡valiente ironía!. Y llegaron al malecón. Boné caminaba abriendo la marcha, y pasaba entre el silencio de quienes le veían pasar, vestía su traje, de levita de paño verde oscuro, gorrita de igual color con galon de plata, pantalón de azul celeste, y de los brazos sujeto. Era mucha la gente, muchas las caras conocidas, muchos los antiguos amigos y más los antiguos enemigos , todos habían ido. Y los pusieron de espaldas, en hilera, al mar Mediterráneo mirando, para que la muerte a traición les pillase.

No hay comentarios:

Publicar un comentario