miércoles, 8 de junio de 2011

00591-37.SOY EL DESCANSO DE MI MISMO: 01.Proposiciones

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Sin embargo, la idea del Hombre alcanza, en este punto, la máxima expresión, tal vez, posible de sumisión que pueda comprenderse. Se establece un conocimiento NATURAL-RACIONAL basado en la Razón, y un conocimiento SOBRENATURAL-FE basado en la revelación. La distinción entre ambas áreas del conocimiento, Razón y Fe, tienen como destino final convivir. El conocimiento humano se delimita dentro de un área de PROPOSICIONES que determinan lo que "es" y "no es" en función de la posición que el sujeto viene a ocupar por medio del pensamiento. El fundamento es la "evidencia o no" referida a una propiedad esencial. De este modo todo conocimiento puede ser evidente en sí mismo, siéndolo, a su vez, para el Hombre o bien no siendo evidente para el Hombre. Lo que se hace es incluir el predicado de la proposición en el sujeto de la misma, lo que hace que la evidencia de la propuesta sea, en sí misma, la evidencia de una realidad, de modo que no reconocer la evidencia lleva a la ignorancia del contenido de la proposición. Ahora bien, hay proposiciones que aún siendo evidentes en sí mismas, no necesariamente lo son para el Hombre, ya que el contenido de la proposición establece un sujeto no real con un predicado cierto, lo que si bien da certeza a la realidad no la declara como una evidencia. Por otra parte hay proposiciones no evidentes en sí mismas, siendo así porque en las mismas el predicado de la propuesta no se incluye en el sujeto de la misma, de ahí que aún la certeza de la propuesta pueda no responder a la realidad del conocimiento. El objetivo de lo dicho, Conocimiento racional, va más allá de la fe como virtud sobrenatural que cree en la existencia de Lo Eterno, y deja corta la intencionalidad de la demostración de Lo Eterno mediante una argumentación "a priori". De lo dicho hasta aquí el concepto de Lo Eterno existía sin más, ya que la misma creencia justificaba su existencia. Pero la búsqueda del conocimiento llevó a una argumentación basada en la comprensión misma de la Idea de Lo Eterno, pues la idea misma se encuentra implícita en la propia existencia que, a su vez, viene reconocida por la cualidad especifica que aporta la Fe. Ahora bien, para la Razón no es suficiente. La proposición "Lo Eterno existe" resulta una evidencia en sí misma, pues el concepto de existencia actúa como una propiedad que se incluye en la esencia de Lo Eterno, pero la mente del Hombre no está capacitada ni tiene la posibilidad de veer a Lo Eterno, de modo que no sabe cómo es, y es esta limitación de lo humano lo que impide ver la relación entre el sujeto y el predicado de la proposición, de ahí que la demostración de la existencia de Lo Eterno deba de serlo no tanto por la Razón como por los efectos que produce la causa que es lo Eterno en el mundo que el Hombre conoce.

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