miércoles, 19 de abril de 2017

03559-82.CINE: Rosalie Blum

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03518 (31.03.2017 - El bar)

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     ROSSALIE BLUM es una película francesa del año 2015, publicada en 2017, una comedia de historias cruzadas, con una duración de 100 minutos, que tiene por director y guionista a Julien Rappeneau, basado en textos de Camille Jourdy, música de Martin Rappeneau, fotografía de Pierre Cottereau, y montaje de Stan Collet. interpretada por Alice Isaaz (Aude), Noémie Lvovsky (Rosalie Blum), Kyan Khojandi (Vincent), Anémone (Simone), Sara Giraudeau (Cécile) y Camille Rutherford (Laura), que cuenta la historia de una tendera, un peluquero y una joven que ni estudia ni trabaja, dentro de una trama de persecuciones y espionaje que enlaza a los personajes entre sí y a partir de un recuerdo olvidado en la mente de uno de ellos. En cierto sentido, y salvando la evidente distancia, el espectador puede recurrir, para una mejor comprensión de la cinta, al recuerdo olvidado de Ciudadano Kane en cuanto al trineo Rosebud.

     La NARRATIVA se planifica a través de un tiempo histórico que enlaza presente con un especifico momento del pasado, que es, a su vez, el arranque oculto de la historia, que se cuenta mediante tres visiones y unos enlaces que resultan evidentes una vez celebrados. El GUIÓN logra, casi a lo largo de toda la cinta, desviar el objetivo último de la trama, imponiendo elementos secundarios que ocultan la esencia de lo narrado. Mucho aporta en este sentido el MONTAJE, cuyo cosido entrelaza las tres citadas visiones al tiempo que se muestra impecable.

    A partir de lo dicho en el párrafo anterior, la DIRECCIÓN manda en el film, donde todo parece estar a la vista del espectador pero que queda camuflado en una sucesión de disfraces simbólicos entre un gato, un perro y un cómico, de forma que todo cuanto muestra el metraje es el producto indiscutible de la dirección.  La MÚSICA acompaña bien en general y en especial en fases de la cinta, creando un acompañamiento entre emocional e interior, y sensiblemente delicado, ayudando a la creación de un producto preciosista y anímico.

    La FOTOGRAFÍA en sí misma no destaca, pero si es interesante el resultado de colores y formas que conforman la película, dentro de una buena ambientación y escenografía. Domina el COLOR gris, ese estado perenne de vida cotidiana y ordinaria que envuelve a los personajes dentro de una mediocridad continua al tiempo que aceptada, mientras que se nivela con los colores en interiores, cremas y ligeros amarillos, donde los personajes muestran sus partes sociales y positivas en contraste con los haces horizontales, laterales y de recortes, de luz blanca que muestras las partes negativas y solitarias de vidas que resultan indiferentes, mediante grandes primeros planos que rozan los detalles con los personajes en sus camas.

     La PLANIMETRÍA está bien trabajada, siendo buena la continuidad de los planos, con principalmente primeros planos que llenan la pantalla, planos de tres cuartos y medios que permiten ver la acción de las personajes, siempre con una angulación horizontal, y un RITMO en general lento que guarda sucesiones continuadas. Pero si algo destaca el visionado es la actitud subjetiva de la CÁMARA, con continuados travelín de acompañamiento y de retroceso, posicionalmente colocada tras el personaje, que posibilitan la captación de planos generales

     Hay que destacar la ACTUACIÓN de Alice Isaaz (Aude) y de Kyan Khojandi (Vincent), que terminan por imponerse a  Noémie Lvovsky (Rosalie Blum), algo más floja en su desarrollo, y sin olvidar lo estrambótico de Anémone (Simone), ni las regularidades de Sara Giraudeau (Cécile) y de Camille Rutherford (Laura) que complementan la trama principal. 

    El conjunto de ROSALIE BLUM responde a una preciosidad de película que deja al espectador con un buen estado de salud física y mental, aunque en ocasiones no deja de ser algo repetitiva. 

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