jueves, 27 de abril de 2017

03575-145.ALICANTE: 14.Historia: 01.El Gobierno de la ciudad

DOCUMENTO ANTERIOR
03569 (24.04.2017 - 12.Historia: 01.La Casa de Borbón)

DOCUMENTO POSTERIOR
03576 (28.04.2017 - 15.Historia
                                  01.Siglo XIX:02.El Gobierno de la ciudad)


   El tránsito del siglo XVIII al siglo XIX es un punto de inflexión entre el Antiguo Régimen y el Orden Constitucional. Para una mejor comprensión de dicho cambio es necesario regresar al punto en el cual la Civilización Árabe es derrotada por la Civilización Cristiana en la ciudad de Alicante.

    En los tiempos de descomposición del poder árabe en Alicante, el REY MORO es una figura abandonada a sí misma y que carece de fuerza armada con la que imponer su poder. Frente a dicha figura aparece el REY CRISTIANO como una fuerza basada en la fuerza de las armas y de la norma jurídica que no deja de ser el propio rey. El REINO es una propiedad privada, una finca real, distribuida entre NOBLES que repiten para sí ese concepto de finca, tanto en señoríos jurisdiccionales como alfonsinos. 

    ALICANTE es una ciudad de ámbito real; no se somete a un gran señor ni dispones de una alta nobleza, sino que estará regida por una pequeña nobleza, una burguesía incipiente y el clero. Con la Casa de Aragón se gobierna Alicante mediante el sistema de Sacos o Insaculación; se dispone de un baile local, con un ayuntamiento de insaculados formado por jurados, el racional real, los síndicos, los justicias y los abogados, donde es la pequeña nobleza la que domina la situación y la única capacitada para ejercer el poder, bajo la tutela del representante real. Posteriormente la casa de Borbón elimina "el saco" e impone una estructura de gobierno con un Alcalde Mayor de carácter real y unos regidores, caballeros y ciudadanos, donde a la baja nobleza alicantina se le une un espectro de caballeros que no ejercer oficio mecánico, que viven de rentas y que son de profesiones liberales, de modo que la burguesía de cierto nivel económico queda incorporada al consistorio. 

    Los argumentos racionalistas primero e ilustrados después hacen posible que esa campo entre baja nobleza y burguesía incipiente queden reunidos en una clase social que llamamos oligarquía o clase social privilegiada que detenta el poder y lo trasmite de padres a hijos, ya a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, consolidándose con Carlos III al introducir los síndicos y diputados del común, nombrados dentro de un procedimiento censatario basado en títulos y propiedades, y que terminaran gobernando la ciudad de Alicante, dejando fuera al pueblo de artesanos y labradores, así como las clases inferiores de trabajadores. 

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