jueves, 6 de abril de 2017

03530-06.NOTAS PARA UN IMPOSIBLE MANIFIESTO ANARQUISTA: 05.Conceptos

DOCUMENTO ANTERIOR
03520 (01.04.2017 - 04.Conceptos)

DOCUMENTO POSTERIOR
03545 (13.04.2017 - 06.Conceptos)


     La dificultad radica en comprender fehacientemente que el PENSAMIENTO es la muerte del Pensar, y que al Pensar estamos Inventado. Es por lo tanto la incomprensión de lo antedicho lo que lleva al Hombre a realizar el Acto de Fe por excelencia: Creer. En sentido estricto CREER es poseer la Verdad.

     Hemos fijado, además, que la esencia del Hombre sobre la Espiral es su Núcleo Central y que en ese núcleo yace la Convicción Personal. Ahora bien, la determinación del Pensamiento como resultado del Pensar, carencia de Pensamiento, que se expresa en la Espiral sobre un Acto de Fe, se halla frente a otros pensamientos, de otros hombres, resultados del Pensar, fijados por unos instrumentos e inscritos en los NÚCLEOS PERIFÉRICOS, los cuales conforman el Desorden y dan sentido a la Verdad, actuando tanto sobre el campo de la realidad como del idealismo. Creer adquiere aquí un aspecto más amplio, pues se presenta como cosa segura e imposible de no ser. Esta figura de lo que el Hombre es será la fijación sobre la Espiral, ya que configurado el Núcleo Central es posible avanzar más allá del Movimiento Aleatorio y del Azar, asentándose el desarrollo sobre elementos naturales e históricos. Aquí es donde los Núcleos Periféricos adquieren relevancia, elevando al HOMBRE a su actual condición entre el Desorden de la existencia y la verdad inventada.  

      La TOPÍA, primer Núcleo Periférico, entra por los sentidos y se instala por la razón; su constancia es admirable. Para el Hombre en la Espiral la realidad es un espacio físico circunscrito por una norma jurídica. El espacio físico le viene dado por un elemento extraño al Hombre y al que llamamos Naturaleza. Bien, hemos dicho que el Hombre del Círculo pasa a ser Hombre de la Espiral. Lo que sigue es un nuevo salto, de tal manera que en la Espiral queda descubierta y asumida, por el Hombre, la Naturaleza, de modo que la realidad se sustenta sobre esta última, la cual fija las coordenadas de comportamiento en un aspecto meramente corpóreo, es decir, metabolismo humano, el cual ejerce las determinaciones esenciales en la vida de cada hombre. La Naturaleza asienta al Hombre en un presente conocido, es el primer espacio real que recordamos, ya que hasta este momento hemos descrito un sin espacio. En cuanto a la norma jurídica es un derrame de la convicción personal del hombre en busca de la verdad. Porque lejos de buscar la verdad en la Convicción Personal, busca la Verdad el Hombre en elementos objetivos de la Topía partiendo de consideraciones subjetivas. Con esto descubrimos que la realidad, con ser naturalmente única, se abre en un abanico de melenas, cada uno de cuyos cabellos imprime a la razón razones suficientes como para ser la verdad única. Pero, claro, si bien esto puede ser admisible en los hombres, no ha de ser posible en la sociedad, ya que el grupo humano ha de buscar un elemento superior, inventado, es decir, la verdad de la norma jurídica. Aquí es donde la Topía se nos muestra como lo que realmente es: el fin del Hombre. La realidad, aquello que se ve, lo que nos muestra la Naturaleza, es en si misma nuestra percepción de lo que somos, de lo que hemos sido, de lo que hemos de ser. Y es la comprensión de nuestra percepción lo que nos ayuda a entender que la Topía tolera deformaciones y desproporciones de si misma, lo cual es así porque la capacidad del Pensar se ve manipulada tanto por la Naturaleza como por la Norma Jurídica, ya que la Naturaleza reparte diferentes cualidades entre los hombres y estos, consecuentemente con su cualidad natural, imprimen desigualdades en el resultado y aplicación de la Norma Jurídica. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario