lunes, 7 de septiembre de 2020

05979-113.IMPOSIBLES: La caja tomó la decisión

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05974 (31.08.2020 - El cigarrillo)

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       Al cabo de la cena, pensó; estaba solo, tal vez consigo mismo, apartado de los demás, después de una vida de triunfos, y pensó. Al día siguiente se tomó, a sí mismo, las medidas de su cuerpo, y salió de casa camino de la  carpintería.

      Necesita una caja con las medidas que, de sí mismo, se había tomado aquella misma mañana, y convino un precio con el carpintero, así como una fecha de entrega. Hizo el pago, pasado el plazo, y regreso a su casa cargando en un carro la caja que había adquirido. Luego la dispuso en la misma habitación que solía usar para pensar, junto a su butaca. 

     Una de aquellas noches, tras otra cena, pensó que debía probar la caja; lo que hizo, pero advirtió que era fría e incómoda, lo que le llevó a pensar en hacerla cálida y confortable. Una modista le proporcionó una tela confeccionada que fue colocada sobre un mullido colchón de plumas, una almohada del mismo color del tejido elegido, y pensó.

     Otra noche, tras la cena, decidió comprobar la confortabilidad de la caja, lo que hizo, pareciendo quedar satisfecho, 

     Recibió, tras otra cena, en el lugar donde pensaba, la visita de un faraón; y pensó que el rey egipcio tenía razón, no sería propio de él irse sin nada. Más, pensó, la caja tenía sus medidas, solo sus medidas, de ahí que bien, pensó, renunciaba a los consejos del faraón o bien tenía que tomar nuevas medidas, más allá de él mismo, lo que implicaba una nueva inversión en caudales y tiempo. 

    Reanudar una nueva actividad le supuso pereza; ignoraría los consejos del faraón y se quedaría con la caja tal como estaba. Y luego pensó, después de una nueva cena, que tenía pendiente de tomar la decisión.

    Con lo anterior pasaron otras cenas.

    Y pensó, muchas veces pensó, que la decisión contenía dos posibilidades; quedarse en este mundo o bien evadirse de este mundo hacia otro mundo. Y pensó que no tenía necesidad alguna de pensar en la decisión. 

    Una noche, tras otra cena, la caja se abrió; "entra", oyó. Y entró sin tomar decisión alguna, lo que le supuso un gran alivio. Más dentro de la caja, cuando ésta se cerró, pensó que a sí mismo se había traicionado, ya que dejó su decisión en manos de la caja.

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