sábado, 26 de septiembre de 2020

06034-211.GENERALIDADES: Duralex ha muerto

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    DURALEX ha muerto; la posibilidad de que sea desenterrada y vuelta a la vida, sin duda, es un imposible. Los occidentales ya no son los pobres que fueron en otras épocas de escasez, tiempos en los cuales las cosas tenían que durar por necesidad de evitar el gasto. 

     A Cómodo Centón nunca le gustó, nunca pudo soportar comer en una vajilla Duralex, porque ese sentarse en una mesa ante un plato de Duralex recordaba a Cómodo que era, casi, un pobre de solemnidad, lo que aumentaba la desesperación del Centón ante la posible realidad de que jamás abandonaría su indigencia. Más lo que resultaba del todo insufrible era aquella vajilla teñida de ámbar que le recordaba como aquel color casi-oro era lo más cercano que estaría del oro y de la opulencia.

    No obstante, Cómodo siente "pena"; DURALEX, que se sustentaba en "dura lex, sed lex" o la ley es dura, pero es la ley, debería de quedarse en el ámbito de Patrimonio Nacional, como en un museo, como objeto de regalo que recordase al ser humano occidental que la riqueza y la pobreza son dos caras de la misma moneda.

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