sábado, 12 de septiembre de 2020

05989-11.ARTE: De la arquitectura

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00057 (17.03.2010 - 01.SUPREMACISMO FEMENINO
  01.Lo masculino afeminado)
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                                  01.La naturaleza es femenina)
00076 (29.03.2010 - 03.SUPREMACISMO FEMENINO
  01.De lo natural y lo artificial)
05649 (14.02.2020 - 09.ARTE: 01.Principios Siglo XX)
05652 (16.02.2020 - 10.ARTE: 02.Principios del Siglo XX)

DOCUMENTO POSTERIOR
06214 (22.12.2020 - ARTE: Dadá)


      Que la ARQUITECTURA es un arte no cabe duda, y que el ARTE es la manifiesta exposición de aquel que tiene tiempo para "hacer arte" es una realidad.

      La ARQUITECTURA se caracteriza porque "se queda", supera los días, los años y los siglos, a las culturas y a las civilizaciones, a los recuerdos y a los olvidos, está ahí, está a la vista de todos, pero representa "el ego" personal de alguien que, simplemente, quiere "pasar a la historia" desde un punto de vista de la soberbia personal. 

     Un edificio es un edificio, dice Cómodo Centón, pura tautología, incapacidad para definir algo, mediocridad evidente, y su integración en la naturaleza es un imposible, añade Cómodo Centón; la NATURALEZA no conoce del arte ni reconoce su existencia, dice Cómodo Centón, a la Naturaleza el arte le importa un bledo, la Naturaleza no existe para hacer arte, existe para devorarse a sí misma, para resurgir no habiendo sido destruida, existe por conveniencia propia, genera a sus hijos y los destruye sin sentimiento alguno, ni de amor ni de odio.

     Es la MEGALOMANÍA lo que hace que la persona confunda a la naturaleza con la arquitectura, y lo hace en virtud de delirios de poder, relevancia histórica, enferma omnipotencia; por una parte, de aquel, el poderoso, que tiene dinero y busca su transcendencia histórica cuando en realidad es un ser despreciable, y por otra parte de aquel, el arquitecto, que sufre delirios de grandeza histórica. Ambos, son seres abyectos, seres codiciosos, que buscan pasar a la historia dejando una prueba innecesaria de sus respectivas miserias.

     Las pirámides, los palacios, los puentes, he aquí formas de pasar a la historia de aquellos que carecen de historia personal, gentes carentes de profundidad que usan su poder para dejar constancia de su poder; de esto se trata, de producir barbaridades arquitectónicas que no sirven para nada, que no aportan a los pobres ni bienestar ni seguridad, sino la soberbia personal de unos individuos despreciables y cubiertos de una sicopatológica llena de fantasías y delirios sin fin. ¿Qué es si no el Coliseo de Roma?

     No importa si las personas sufren, pasan hambre y sed, duermen en las calles, y se caen a trozos porque sus cuerpos están contaminados por la falta de educación y de sanidad; lo que importa es que YO pase a la historia mediante construcciones monstruosas, bajo el amparo de la "belleza", insertadas en una naturaleza que solo piensa en ella, a la que la persona llama "madre".

     Tal sentido del SUBJETIVISMO DEL PODER es lo que ha prevalecido en sociedades anteriores y prevalece en la actual Sociedad Primitiva Pre/Democrática Infantil/Femenina; nada ha cambiado. El MAGO ha construido sus catedrales de misterio y dominio, el REY sus residencias de exaltación personal, el DINERO se ha transformado en monumentos perdurables. Y entre estos, el POBRE ha sido, y sigue siendo, pobre, un esclavo, una máquina para construir los elementos básicos de la inutilidad humana, un "ser" que nace y muere para que el mago, el rey y el dinero tengan vida propia en presente y existencia futura eterna. La ARQUITECTURA es esto; carece de interés que aquel obrero caiga desde lo alto del pinaculo, el interés reside en el hecho de la existencia del pináculo, como de igual modo carece de interés la muerte de un soldado si, con ello, la historia nos ha legado la grandeza de un general. 

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