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El diario EL PAÍS nos ilustra, en el día de hoy, con un EDITORIAL que muestra cumplidamente ese miedo encubierto que todo progresista de derechas y socialdemócrata, antes socialista-obrero-español, siente por el vilipendiado pueblo catalán. Y en esta vía cuenta CÓMODO CENTÓN como en una reunión de amigos, alguien gritó "¡que viene el catalán!", y todos salieron corriendo, y se escondieron, y decían "si" a todo.
En su titulo ya anuncia su ignorancia; la BATALLA INSENSATA fue iniciada por el nacionalismo catalán allá cuando la Constitución Española de 1978, para ser, posteriormente, convertida en una guerra de aniquilación del español en Cataluña. La INSENSATEZ reside en llamar "insensato" al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y al Tribunal Supremo, quienes, y tan solo, aplican la ley y reconocen un derecho: estudiar en español en España. Pero cuando, allá por el tardofranquismo, Cataluña se convierte en franquista e impone su lengua, iniciando el holocausto del español, nada justifica el miedo al victimismo. Ciertamente, y en esta insensata batalla iniciada por el nacionalismo catalán, el catalán, en su odio por lo español, puede recurrir contra el auto, pero lo que no puede expresar el diario EL PAÍS es que "deberá cumplirlo en los términos que considere más ajustados a la sentencia del Supremo", cuando lo que debería de decir el diario EL PAÍS es que hay que cumplir la sentencia, pero el miedo al victimismo catalán ha llevado al diario EL PAÍS a esconderse en ese agujero donde se escondieron los amigos de Cómodo Centón.
La realidad es tan simple como esta: yo quiero estudiar en España en español, pero aquel que quiera hacerlo en lenguas extrañas tiene derecho a estudiar en lenguas extrañas; dicho todo con perdón de todas las lenguas extrañas y con ese respeto a las lenguas extrañas que el nacionalismo catalán no tiene.
Lo demás es odio y política.
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