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Cuando un sistema político permite que su subsistema económico penda de un subsistema financiero que, a su vez, termina por dominar al sistema político, tiene por resultado que la DEMOCRACIA OCCIDENTAL, sencillamente, ENTRE EN QUIEBRA, afirma CÓMODO CENTÓN.
No basta que "uno" pueda hacer con su dinero aquello que le venga en gana, sino que a "ese uno" se le permite, también, que manipule con su dinero el destino de pueblos enteros, produzca la miseria de sus pobladores y acreciente las diferencias entre las personas en virtud de un falso pensamiento de libertad. A semejante sistema llama Cómodo Centón DEMOCRACIA MENOR.
Después de "matar a Grecia", y bien cierto es que Grecia puso su cuerpo para ser matada, los BRUJOS DE LA BOLSA DE COMERCIO están huyendo en grandes oleadas hacía otros puntos de la Tierra, de tal modo que el conjunto de ASIA ha recibido "fugas" por valor de 23.000 millones de dólares, especialmente británicos y alemanes. Semejante dinero no sirve para elevar el nivel de vida de "indios" y "malayos" sino que usa tales países como centros de refugio, de modo que sostiene la miseria de los pueblos asiáticos en virtud de productos de bajo coste que, posteriormente, son enviados a Europa, de modo que a la par que sostienen la baja calidad de vida en Asia, reducen la producción en Europa y declinan el actual nivel de vida en Europa. Porque los calculados 126.000 millones de dólares transferidos de Europa a Asia muestran que el subsistema financiero europeo domina a las democracias occidentales, imponiéndoles su avaricia y tacañería.
La respuesta de las "democracias occidentales" es patética. Se dedican a comprar bonos y acciones con el único objetivo de inyectar liquidez a la "banca", BANCA que lejos de depositar esa liquidez en manos del Subsistema Económico, se dedica a "fugarse, refugiándose en Asia".
La idea de que el "dólar usa" y la "deuda alemana" son seguras, es solo el sueño del "iluso" poseído por su avaricia y soberbia, pero no por ello LOS BRUJOS pierden el sueño, saben que siempre serán los miserables, de manos de sus libertades en la democracias occidentales, los que vendrán a inyectar más y más dinero en una noria aparentemente interminable.
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