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Hubo un tiempo que CÓMODO CENTÓN fue pobre; apenas tenía para comer y para beber, le era costoso pagar la luz, y el agua, y los impuestos. Pero un día, sin saber como fue, empezó a ganar dinero y se fue, poco a poco, haciendo rico, de modo que además de comer y beber, pagar la luz y el agua, y los impuestos, pudo tomar aperitivos, ir al cine, al teatro, comer los fines de semana en restaurantes, hacer pequeños viajes y largos también, comprarse ropa y muchos objetos y como aún tenía dinero decidió ayudar a una ONG y a otra ONG, y luego a otra ONG, y pudo pedir un préstamo, y se acostumbró.
Un día, sin saber cómo fue, llegaba menos dinero, pero el optimismo de Cómodo Centón le hizo meditar que aquello era una mala racha, de modo que se fue al banco y tomo otro préstamo, y otro. Era necesario parar, y lo primero que hizo fue retirar a las ONG las ayudas que les prestaba.
Porque, y a pesar de todo, Cómodo Centón era lo primero.
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