miércoles, 23 de noviembre de 2011

00810-14.LOS LIBROS: 01.Nicolás Maquiavelo: El Príncipe

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-I-

El PRÍNCIPE de NICOLÁS MAQUIAVELO (1469-1527) es un opúsculo que transforma su condición de "obrita" en una "obra", y que deriva en una comprensión clara de la práctica política. Se estructura en veintiséis capítulos que bien podríamos agrupar en tres partes; en la "primera parte" conoce de los principados, de cómo se accede a ellos y se obtiene su titularidad, bien mediante el crimen, las armas propias y ajenas, la conquista, trata también de los príncipes y en especial de los eclesiásticos, del modo como incide el paso del tiempo y cómo los asuntos pueden modificar las condiciones y tergiversar las cosas , haciendo pasar el mal por el bien y el bien por mal, de modo que acaba en ruina quién es causa que otro se haga fuerte, así que es conveniente destruir lo ajeno para no perderlo, realizando de golpe cuantos actos de crueldad sean necesarios y extendiendo en el tiempo la concesión de beneficios, así como otras consideraciones. En la "segunda parte" trata de los ejércitos, estableciendo tropas propias, mercenarias, auxiliares y mixtas, del valor de cada una de ellas, y de como no hay proporción alguna entre un armado y un desarmado, de modo que quién tiene la fuerza no precisa de obedecer a quién carece de fuerza. En la "tercera parte" se centra en el Príncipe, de su crueldad y de su piedad, si es mejor ser amado o ser temido, de la palabra del príncipe, de sus secretarios y aduladores; así, es mejor ser temido, y la palabra dada no ha de ser cumplida si esto le perjudica.

Nos encontramos ante un verdadero manual, un libro de texto, que ha de ser leído, estudiado y aún memorizado por El Príncipe, para que su dicha sea posible por encima de dichas ajenas. Nos encontramos ante un texto que no contempla ni ética ni moral alguna sino realidades, no se juzga, no se deriva entre bien y mal, de modo que la vida es lo que es.

-II-

Afirma CÓMODO CENTÓN que si bien El Príncipe está configurado dentro de la época que detalla, en pleno renacimiento, no deja de ser, por su extremada maleabilidad, posible en estos comienzos del siglo XXI. Su aplicación, sino en su totalidad, es posible hoy día, siempre que el intelecto del lector sepa configurar su contenido en el mundo de las "democracias menores" en las que actualmente vivimos. Técnicamente "el príncipe" de Maquiavelo no existe, en cuanto a la "forma", en estos momentos de la Historia tal como nos lo presenta el autor, pero si existe en cuanto a la "materia" que lo conforma. No cabe en una "democracia menor" la existencia de unos "médicis como tales" aunque "tales médicis" existan encubiertos por otras y nuevas prácticas políticas de acceso y ascenso. Si allá por el "renacimiento" la cuna y el dinero ayudaban a la condición de "príncipe", hoy el acceso a semejante condición se realiza esencialmente a través de un "partido político".

El "aspirante a príncipe", en general, ha de poseer una carrera universitaria, fijar en su mente una ideología de pensamiento e inscribirse en un partido político; sin embargo, la cualidad más notable que ha de poseer es la evidencia interna que transforme ese carácter de "aspirante a príncipe" en "príncipe". Tal convencimiento requiere, en primer lugar, realizar la adecuada elección del "partido político". No todos los partidos políticos valen, ya que los hay que dominan la política y también aquellos que desaparecen sin dejar recuerdo. La carrera se inicia con pequeñas conversaciones, asistencia a pequeñas reuniones y sometimiento a un "jefe" más o menos aparente. La escala puede tener los peldaños juntos o separados, de ahí pende la velocidad de ascenso, e implica que la dicha escala sea portada por un "jefe" que más que aparente resulte real. Si el "aspirante a príncipe" se sitúa en el momento adecuado junto al "jefe" adecuado, es llegado el momento de superar al "jefe" y someter a las huestes.

Cómo lograrlo y cómo mantenerse es de lo que trata El Príncipe de Maquiavelo.

1 comentario:

  1. Y mientras tanto aguantar como jefe a Rajoy o a la Pajín, no gracias Nico.

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