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Cuando CÓMODO CENTÓN recibe a una persona, indiferentemente de si es hombre o es mujer, procura tratarlo con respeto; empieza, pues, ofreciéndole un lugar donde sentarse, y procura, en todo caso, que sea agradable el entorno y confortable el sillón.
Lo que hace Cómodo Centón, sin embargo, nada tiene que ver con lo que hacen reyes, dictadores y jefes espirituales. Así, es fácil ver al Papa de Roma sentado en un enorme sillón mientras que su visitante se sienta en una silla, pequeña e incomoda, colocada en un plano desigual en relación al "maleducado Papa de Roma", de modo que el citado jefe espiritual es tomado de frente en la foto mientras su visitante queda en lateral fotografiado.
La misma foto hemos visto hoy del Rey MOHAMED VI de Marruecos y de su jefe de gobierno; donde vemos al rey sentado en un sillón donde cabe, al menos, hombre y medio, con un enorme respaldo y dos maderos donde apoyar los brazos, de frente a la cámara, mientras que lateralizado, en una diminuta silla, tieso e incómodamente sentado es fotografiado el presidente de gobierno de Marruecos.
Todo lo insignificante se rodea de lo significadamente insignificante, dice Cómodo Centón.
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