domingo, 13 de diciembre de 2020

06194-123.IMPOSIBLES: Odila

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06181 (07.12.2020 - Volvieron por Navidad)

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06227 (27.12.2020 - La partida de cartas)

     Dulces son los ojos de la mujer que mira con la pasión contenida; Odila así me miraba. La conocí a media tarde, en el interior de un vagón de metro, entre los atronadores ruidos de los metales puestos sobre los raíles, entre las luces y sus ausencias, en los oscuros túneles de la existencia. 

     Mi espalda se apretaba contra una de las puertas que no se abrirían, mientras mi mano izquierda, asida a una barra, me ayudaba a mantener la posición eréctil de mi cuerpo. Se abrió la puerta y  Odila entró, y se sentó. El tren encauzo su camino por el túnel; Odilia se levantó, agarrando su mano la barra paralela a la mía. Se detuvo el tren, y nadie entró. Odila dio dos pasos y traspaso su mano a la barra que a mí me sostenía. Me miraba Odila mientras respiraba su pecho, y en el siguiente túnel mi entrepierna se agrandó. Sonreímos en la siguiente estación. Y en continuo túnel siguiente, la tome del talle, ella la barra abandono, y asiéndome sus manos por la cintura, llegamos a la siguiente estación. 

- ¿Cuál es tu parada? -susurro-

- Ya pasó

- ¿Y dónde vas?

- Iba; a ver a una amiga iba; una amiga que está enferma

- ¿Enferma?

- Pero creo que ya se curó

- Yo bajo en la siguiente

- Pues en esa bajaré yo

     Salimos al andén; subimos unas escaleras; llegamos a la calle; y Odila de la mano me tomó. Cruzamos la calzada; ella la puerta abrió; entramos en el ascensor; y Odila me besó. Abrió la puerta de su piso, después la cerró, y en el recibidor, me desnudó. Yo, que estaba vencido, ni siquiera la toqué; observó mi entrepierna, y sonrió, y me acarició, y yo enrojecí de fulgor. 

     Odila dio media vuelta; se alejó, y yo, tras ella, de mi ropa, en el suelo, me alejé. 

- Es aquí - dijo-

     Mis dos manos cubrieron su cara, y la besé; después la fui desvistiendo. Y Odila, me folló.

     Cuando la tarde ya era noche, cuando la luz de la calle entraba por la ventana de la alcoba, Odila, me folló, y cuando la noche ya era oscura, sentí que me moría, cuando, de nuevo, Odila, me folló. Entonces descubrí que había muerto, cuando Odila tierra en el hoyo, echó. 

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