lunes, 17 de mayo de 2010

00143-9. SOY EL DESCANSO DE MI MISMO: Del Agua

Ver documento 00121
Pareciera que el AGUA es el principio de la vida, y decimos como sin Agua no hay Vida. Pero si tal enunciación fuese cierta, tendríamos que concluir que antes del Agua nada hay, y que, por lo tanto, lo Eterno es posterior a la existencia del Agua, de aquí que aunque reconocemos al Agua la cualidad de ser proveedora de la existencia, contemplamos que el Agua no es principio, en sentido estricto de la existencia sino que produce existencia, o dicho de modo podemos decir que sin Agua no hay existencia.

Conforme a lo anterior dice el Hombre que el Agua es el alimento de la Naturaleza, que todos los seres la precisan y penden de ella, de modo que éste primer origen ha de ser la MATERIA PRIMA. Esto implica, necesariamente, que lo Eterno no depende del Agua, ya que aún no existiendo el Agua es del todo cierto que lo Eterno vive, así que el Agua es el origen de la Naturaleza y, por lo mismo, la materia que, al expandirse, cubre por entero el medio físico que permite la sustentación del Hombre.

La percepción de VIDA en el Hombre es una adaptación del medio físico a la materia de la que está formado el Hombre, de tal manera que todo lo que no contiene materia semejante al Hombre no es Vida; una roca carece de vida. Constatando que sin Agua no hay existencia y que el origen es el ETERNO, lo que parecía incipiente dualidad de conceptos, se decanta en favor de lo Eterno como principio, para quién el Agua es un extraño elemento, ya que si lo Eterno es anterior al Agua, ésta no es necesaria para el Eterno, pero si que es imprescindible para el Hombre, quién la convierte es el principio de toda vida, implicando ésto que todo sale del Agua y a ella vuelve, como si de una sustancia permanente se tratase.

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