martes, 18 de mayo de 2010

00144-1. GURULLADA

GONZALO
¡Que doloroso es el destino del hombre cuando está escrito!
(de la oscuridad surge Gonzalo,
que entra dentro del foco de luz de Filadelfo)
¿Has oído el clamor de las trompetas de tu enemigo?

FILA
¡Calla, descaro de la inmundicia!.
Que la naturaleza del hombre obrará el milagro.
No romperán el batir de las trompetas de mi enemigo
la dulce armonía del martillo, yunque y estribo,
no se colaran por mis oídos
las notas discordantes de sus aullidos.

GONZALO
¿Qué dices sin sentido?
¡Has oído el clamor de las trompetas de tu enemigo!,
no mientas.
Viene por la colina,
de sus defensas armado,
impetuoso y esforzado,
con ropajes de mujer vestido,
a robarte todo tu legado.
Oyelo rugir,
ve como caen todos los fuertes
que levantaste en torno a tu poder..., ¿para qué?.
¿Podrás cumplir tú cometido?
Llegará en breve, erguido y fuerte, con el valor indemne,
con los argumentos entoldados.
Se lanzara sobre ti,
rasgara tú camisa,
y quedaras con el cuerpo al descubierto.
De modo,
que con tiempo,
cantarás aquel poema,
el lamento del vencido.

FILA
¡Aparta!

GONZALO
Te lo advertí Fila, más ¿escuchaste?.
Respondiste a la llamada,
aceptaste el reto de sus palabras,
quisiste mostrate más hombre.
¿Para qué?.
¡Viene!. ¡Mira!
Pronto lo tendrás aquí,
pegados sus labios a tus oídos,
convenciéndote de tu derrota antes de iniciar,
tan siquiera, el más mínimo lance de armas.

FILA
No hay lucha que valga la pena, solo derrotas soportables.
¿Por qué me anuncias desgracias?
¿Qué temes en ti que tanto quieres evitar en mi?
¡Responde!. ¡No huyas!
(sale Gonzalo)
No hay lucha que valga la pena librar,
solo existen las derrotaas soportables.


Entra Reginaldo.
Luz en todo el escenario.

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