jueves, 16 de diciembre de 2010

00390-05.ARTE: 05.Leonardo Da Vinci (Año 1988)

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Cuestión: parece que andan algunos frescos vientos cruzando la casa. Leonardo es un hombre solitario. Vive de ciudad en ciudad, sirve a sus amos y cobra tributo por ello. Así, el pintor y el deliniante deben de estar solos con el fin de que la buena vida dada al cuerpo no deteriore la de la mente, y especialmente cuando están sometidos en el estudio y reflexión de cosas que tienen delante de sus ojos y constituye un material que ha de guardar fielmente en la memoria.

Leonardo: mientras se está solo se es enteramente uno mismo; si se tiene un compañero se es la mitad de uno mismo... He descubierto con la experiencia que mientras uno está acostado en la oscuridad, ayuda no poco el repasar con la imaginación el bosquejo de las figuras que uno ha estado estudiando. ¿Qué es esto? Esto no es pintura. Si el pintor quiere ver bellezas que le alegren, está en su mano el crearlas, como lo está si desea presenciar monstruos, pero esto...

Cuestión: Esto es el verdadero hombre. La belleza ni es externa ni es formal; la belleza es interna, está en la mente del hombre.

Leonardo: ¡Ignorante! ¿Crees acaso que por el simple hecho de lanzar una esponja empapada en colores diversos hacía una pared se forma una mancha en la que podría vislumbrase un paisaje pintoresco? Admito que en esa mancha se podrían imaginar varias cosas si uno las busca...

Cuestión: Están. Se trata de reconocer que las cosas no son lo que parecen.

Leonardo: Sin embargo han de ser manifestadas, y qué mejor manifestación que como las ve el ojo.

Cuestión: Hay otros sentidos

Leonardo: Pero es el ojo el primero de ellos. Yo puedo ver cabezas de hombres, animales, batallas, rocas..., sin embargo, aunque esas manchas puedan inspirar cualquier composición, no enseñan como completarlas con detalles. ¡Mirala!, si la forma exterior te parece admirablemente hecha, recuerda que no se puede comparar con el alma que vive en el cuerpo. El espíritu es algo divino.

Cuestión: La materia no. La materia sufre constantes y continuas transformaciones, por acción del calor y por acción del movimiento, no se puede fijar en el tiempo ya que el tiempo actúa como una variable más.

Leonardo: Pero si rescatarla del olvido, haciendo de ese leve instante el ideal de belleza y de perfección de las formas del espíritu.

Cuestión: La mente del hombre no es una estructura bella, ¿por qué habría de serlo su ideal de belleza?. La forma; la forma es en el renacimiento la belleza misma. Si es cierto que la cara es el reflejo del alma, la actividad renacentista, en cuanto al logro de la plasmación, es el camino de la perfección. Leonardo es un perfeccionista. La Marquesa de Giocondo es el amor de Leonardo, naturalmente, desde el punto de vista del ideal de la belleza. El retrato es una perfecta ejecución donde se ha de adivinar la presencia de las pinceladas, ya que éstas resultan extremadamente diáfanas. Su unidad es su más evidente concepto. La calidad de su rostro, la precisa adecuación de las proporciones, la plástica inequívoca del difuminado,la luz y un riguroso criterio científico, hacen de esa sonrisa la más sorprendente de las captadas, en un lienzo, por el hombre. Es un cuadro impuro, su belleza es formal, el paisaje, onírico, es irreal. Y ese cordero..., ese cordero es la prueba de la impureza. ¿Lo pintó Leonardo?. Más..., fijaros bien, la sonrisa es puro cinismo, sus comisuras retraídas armas de doble lenguaje. Sus ojos son de doble lengua, atrayentes y suaves en un extremo, fríos y vacíos en el otro. Su nariz y sus mejillas plataformas de poder, y su ancha frente la ocultación de su rostro. Os parecerá deliciosa. Os confundirá. Os habrá absorbido. Os parecerá dura. Y en el fondo porque la belleza formal es dura. Nunca jamás el rostro del poder es tan evidentemente claro. Y ello porque Leonardo, el genio renacentista, fue un esclavo del poder.

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