martes, 4 de octubre de 2011

00715-42.SOY EL DESCANSO DE MI MISMO: 01.Razón y Sentidos

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La deriva de lo antedicho abre la disputa entre dos grandes campeones: RAZÓN y SENTIDOS. Es así como la naturaleza puede ser estudiada mediante la observación; puede ser dominada. Se pasa de la visión geocéntrica del mundo a una heliocéntrica; se establece la ley única para todo el universo, la ley de la inercia, estableciendo que todo tiene medida y lo que no se puede medir tiene que hacerse medible, porque el SABER es poder, la ley de la gravitación universal y se renueva la idea del Hombre sobre la renovación del atomismo. ES como una mecánica cuántica de la naturaleza. Los hombres son "cuantos" de poder y el Príncipe una magnitud de poder, de modo que para mantenerse en el poder ha de ser el Príncipe el que más poder ha de tener, con la apariencia del derecho y de la religión. Pero si los hombres son malos, el Príncipe ha de ser peor para sustentar el poder.

La Idea del Hombre establece , por una parte, como siendo inteligible la realidad, solo el Pensamiento puede dar razón de ella. El pensamiento, la Verdad y Lo Eterno se identifican en una unidad de comprensión, mientras que el movimiento, la opinión y la ausencia de Lo Eterno carecen de la realidad necesaria para aportar algo de consistencia al conocimiento de lo que es esencial al Hombre. Por otra parte la Idea del Hombre rechaza el innatismo, siendo algo extraño la consideración de que las ideas son propias de la Razón, de modo que solo la percepción de los sentidos y la experimentación delatan verdadero conocimiento. Aún aparece una tercera vía que trata de conjuntar ambas anteriores visiones de lo que lleva al conocimiento.

La mezcolanza de los resultados lleva desde los elementos suaves y sosegados del renacer humano hasta la pérdida de confianza en el mundo externo cuando la conciencia del Hombre no percibe en la Naturaleza la existencia de Lo Eterno, sino en la reflexión contemplativa. Este sentido del desengaño lleva al goce de lo diario desde la convicción de la muerte, en un acto de separación Alma-Cuerpo, donde se duda de que un algo espiritual pueda dar vidaa un proceso mecánico.

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