jueves, 13 de octubre de 2011

00729-02.GURULLADA Y CAMARANCHÓN: 01.Bancos y gusanos

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FILA
Han ingresado el dinero en el banco

COLOMA
¿En el banco? ¿Cómo se te ha ocurrido?

FILA
¿Qué?

COLOMA
...en ese lugar

FILA
En una cuenta...

COLOMA
Yo no tengo cuenta en ningún banco
pues el dinero hay que llevarlo en el saquillo.
No hay mejor banco.
¿Qué me miráis? ¡Ah, ya!
¿Creéis en la rectitud de un banco?
¡Aquello del interés más desinteresado!
(todos se han ido distribuyendo por el escenario)
(Coloma se dirige al público)
¿Alguna vez has mirado al techo de un banco?
¿No?, pues mira.
¡Está llena de gusanos!... colgando.
Imagínate una caverna llena de gusanos colgando;
eso es un banco.
Tú estás en su interior,
felizmente contemplado por los gusanos en el techo colgados.
¡Son gusanos sabios!.
Saben,
porque así han sido enseñados,
sobre quién han de posarse de cuantos entran en el banco.
Se deslizan ,
al punto que entras,
de seguido desde lo alto
hasta que caen sobre la cabeza del mesías;
éste no lo sabe, el destino lo ha designado.
Lo toman los gusanos por los poros de la piel,
por ahí rinden el camino que ha de conducirles a su trabajo,
a la caja fuerte del banco
con tu dinero pegado a sus cuerpos de gusanos.
No los veis, pero existen;
son gusanos incoloros los que cuelgan del techo del banco.
(Se vuelve a los tres
que están juntos en un aparte del escenario)
¿Qué tenéis cuando entráis en un banco?
La felicidad de entrar en un banco, ¿acaso?.
La cara de botarates tenéis
cuando entráis en un banco.

REGINALDO
¡Bueno!, no deja de ser una forma de ver un banco

GONZALO
¿Y nunca has tenido una cuenta en un banco?

COLOMA
¡Desdichada pregunta!
¡Si!, confieso para mi deshonra, que tuve cuenta en un banco
¡Que error más craso cometido
por el apetito de ser un hombre moderno!
¿Creéis, tal vez,
que la naturaleza configuro al hombre
dándole por destino
una cuenta en un banco?

REGINALDO
Pero..., ¿qué te paso? (entre jocoso y preocupado)

COLOMA
¡Maldita pregunta
que me sumerge en mi condición de macaco!
Deje un dinero puesto
en la cuenta personal que abrí en un banco
y me marche un rato a la calle.
¡Era un hombre moderno!
¡Tenía una cuenta en un banco!
Cuando volví,
al cabo de un rato,
mi dinero ya no estaba.
Entonces vi a un gusano,
a un gusano que estaba colgado
y le pregunté al gusano.
¿Y los intereses?
Me miró de soslayo el desgraciado,
¿y las comisiones y los gastos?
me respondió preguntando.
Yo entonces me vi en el humilladero del banco
sometido al descaro de aquel gusano.

REGINALDO
¿Qué hiciste entonces?

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