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06321 (30.01.2021 - 02.Los hijos de "dios")
Todas las RELIGIONES, excepción hecha de Júpiter, que tras dar un golpe de estado, el primero, tal vez, de la historia, mató a su padre y se auto-coronó "dios", suelen manifestar "la eternidad" de "dios".
Todos los CREYENTES tienden a copiar a su "dios", porque en la reproducción del "original" suele encontrarse la salvación de la "copia".
Pero..., hay algo que un CREYENTE jamás copia de su "dios"; nos referimos a la alimentación, o dicho más acertadamente "la ausencia de la alimentación". Ciertamente, si el "creyente" no se alimenta, se muere, pero si se muere logra abreviar el camino de llegar y estar junto a su "dios", que es el fin de todo "creyente". Más, el "creyente" se alimenta, de modo que queriendo "estar con su dios", al alimentarse se aleja, pues vive más y retrasa el esplendor momento de vivir junto a " su dios". Así, al alimentarse el "creyente" no copia a "su dios", y no copiar a "dios" ha de ser, para el "creyente", un acto de soberbia que lo sitúa por encima de "su dios", de modo tal que comete "pecado" aquel "creyente" que se alimenta, pues "no copia a su dios".
Sin embargo, hay algo que se nos muestra aún más notable que proceder, por el "creyente", por el camino de la ausencia de alimentación, y es, sin lugar a dudas, que "alimentándose" viene el creyente a morir, de ahí que el "creyente" sea "no eterno", mientras que "dios", que no se alimenta, vive eternamente.
Después de lo anterior, CÓMODO CENTÓN descansó.
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