miércoles, 4 de agosto de 2010

00232-22.ALICANTE.1917: 1.Antiflamenquistas

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Enero de 1917.
Karaciol baja del correo, anda por el andén con su bolsa de viaje en la mano; late en su pensamiento aquellos días que fuera acogido por el alma de los maderos de las barcas, donde plácidamente reclinaba su cansancio. El revisor de gorra calada, recio y mudo. Caminaba, nadie ha venido a recibirle. Huele a aceite, a ese humo de caldera, a ese ocre color de los urinarios, el mozo reclinado y la mendicidad que está al orden del día; ha movido de parte a parte la cabeza y ha seguido, dejando allí al mendicante, cabizbaja la mirada... entrando en el vestíbulo; y aquella mujer semejante a un ripio, flaca, flácida de carnes, y aquellos dos varones preguntándose el por qué los concejales de Chicherri, aun los republicanos, tienen pase de tranvía, porque ciertamente la empresa de tranvías se burla y ríe de este pueblo, y el Ayuntamiento también ríe viendo como la limpieza de las calles no se ve por parte alguna, y como ríen cuando llueve y ven las intransitables calles, y la fábrica de electricidad y la del gas que abusan del público, y las aguas de Sax que nos perjudican y a pesar de ello continuamos bebiéndolas, y en esta ciudad de Alicante no protesta nadie. Aunque protestar por ser fácil resulta vacuo; Karaciol ha salido de la estación, queda a lo lejos la ciudad, y alguién de pálido y entero corazón ha debido preguntar con desdén quiénes somos nosotros, bien fácil es decirlo, somos los jovenes con angustias en el pecho, iras en el alma y dolor en la frente. Y ver de nuevo aquellas seis columnas porticales, aquello parecía Alicante. Karaciol acaricia la recia masa de piedra. Sobre la tierra de la prolongación de Alfonso el Sabio el carruaje, al trote, cruza el barranco de San Blas deteniéndose ante la escalinata de la M.Z.A.. El amigo Fenoll asomando la cabeza y brazo llama a Karaciol, quien desciende los escalones, da la mano a su amigo, toma asiento y tras acomodar la bolsa de viaje la caballería tira del coche.

Creo, dice Karaciol, haber reconocido a dos antiflamenquista en el vestibulo de la estación. Junto a la puerta de la cantina había dos hombres que conversaban como antiflamenquistas.

Atraso y cizaña es lo que pupula por este país. amigo mio. Deciale el amigo Fenoll.

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