sábado, 7 de agosto de 2010

00233-23.ALICANTE.1917: 2.Antiflamenquistas

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Tranquilicese usted amigo Fenoll, desde que en 1911 don Eugenio Noel emprendió activa y vigorosa campaña contra el flamenquismo... pónganse a temblar los viciosos e insanos. Los dos sonríen maliciosamente y prosigue Karaciol, ¿sabe usted?... alguien me preguntó hace unos dias qué era eso del flamenquismo y yo le dije siguiendo la enseñanza de nuestro maestro don Eugenio que es el nombre con que se determina los numeerosos vicios que tienen asiento en España.

¡Así se habla!

Arreciaba la tirada el cochero pues un viento del levante dábales en la cara, lo que detenía el coche. Pasaban por un ancho campo... interesóse Karaciol por aquel lugar, respondiéndole el amigo Fenoll como un arquitecto llamado don José dijo que allí se podrá estructurar, como elemento de ensanche, una plaza circular. Alicante había dejado el hueco y cuando tuviese tiempo construiría la mentada plaza. Karaciol alabó la previsión de esta ciudad, el amigo Fenoll a la previsión le llamó abandono. Después Karaciol habló de su juventud y de las barcas decía... les he rogado perdonen la ingratitud de ir a hospedarme en una fonda que como las prostitutas sólo se habré a quién le paga. Las fondas, las prostitutas y los toreros son así. Se ofrecen siempre al mejor postor. Oíale el amigo Fenoll deseando que acabara Karaciol para indicarle como era misión del antiflamenquismo arrancar del prostibulo a las victimas que por ignorancia están en brazos del vicio.

Y dijo Karaciol: ¿Sabe amigo Fenoll por qué me declaro antiflamenqquista?, porque sé que es declararme persona de sentido común y humanitario.

Y dijo el amigo Fenoll: con usted estoy. Vea usted a su derecha, la Montañeta, calles y casas faltas se salubridad y de educación, y un monte haciendo holganza; ¡ahí está el semillero del flamenquismo.

Todo parece cerrado..., el cochero había detenido el coche pues desde la esquina de Trujillo el Prosista de la Buhardilla les venía saludando. Si, dijo el llegado, todo está cerrado, todo... al parecer, menos las iglesias, está cerrado. Todo... más mirad amigos aquella taberna abierta, señalaba así, en ella un reguero interminable de desocupados que hablan de todo menos de la causa de estas veinticuatro horas que sobre ellos pasan. Si amigos, estamos en la patria de Cervantes y ya veís... en un día grande en que se defiende un derecho grande, los que por la mañana se han lamentado del hambre, por la tarde y por la noche buscan taberna y una prostituta.

El amor, indicaba el amigo Fenoll, para el flamenquismo es pasión erótica intermitente, que se desborda por los vericuetos de la ilicitud, yendo por vías de mancebía al burdel.

Señorito, orfebrería pura; ofrecía el gitano. Ciertamente nuestra tarea es ardua pues se trata de sustraer al obrero del envilecimiento de la taberna para elevarlo a las gayas regiones de la poesía, abriéndole nuevos horizontes y preparándole a dignificarse y hacerle amar en lo que valen, el derecho y el deber. Los niños al corro Manolo mi padre está en los toros, a la una, a las dos... a la comba las niñas; ¡están enjugascados! Finalmente se despidieron. Arreó a la caballería con las bridas y salió la calesa al trote hasta alcanzar las faldas del Benacantil por su poniente, llegando por la subida al castillo a la calle del Pozo, y por ella siguieron hasta el número treinta y cuatro. En la puerta encontraron a Justino Sarrió ojeando un ejemplar de Almedraas Saladillas, y a Salvador Pascual que paseaba y parecía meditar, y que al verlos les dijo: mientras haya toros no habrá bastante civilización y donde hay civilización no habrá jamás toros. Opinión que completó Sarrió: en estos pueblos la afición taurina es el mismo público de peliculas sangrientas.

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