domingo, 15 de agosto de 2010

00246-4.EL VIAJERO MADURO: Denia (Alicante)

En la Nacional-332 de Alicante a Valencia, sobre la linde de ambas provincias, a la altura de Las Marjales, ha varias vías que desde la 332 llevan a la línea marítima en la zona de Devesa. Se inicia aquí un tramo de unos 14 Km. de playas continuas, apenas separadas por leves puntas de tierra que entran en el mar. En general las playas son de arenas y pequeños cantos rodados, donde es fácil dejar el coche casi a orilla de mar y encontrarse un ambiente familiar y tranquilo, propio para llevar la comida, preferentemente en la zona de DEVESA, donde nos damos un primer baño. Ya en LA ALMADRABA aparecen los primeros restaurantes y levemente encontraremos que se complica el aforo de la carretera, pero de nuevo nos detendremos para darnos un segundo baño. De camino a los MOLINOS ya tendremos recorridos la mitad de los kilómetros, y podremos darnos un tercer baño, siendo para entonces necesario buscar en alguno de los chiringuitos que, encontraremos a pie de playa, el refresco que nos ayude a seguir hacia nuestro cuarto baño que podremos darlo en la zona de MARINES.

A partir de aquí DENIA ya está plenamente presente, con su abundante población de derecho, que alcanza los 45.000 pobladores, más la flotante y turística, y la playa propia de la población que llamamos DEVESES y concluye en la PUNTA DE RASET. Una vez iniciemos la entrada a la población de Denia, giraremos nuestro coche hacía la izquierda, donde un aparcamiento junto al puerto nos permitirá dejar el coche. Cuatro cortos baños a lo largo de toda la mañana nos han llevado a los restaurantes que hay frente al puerto. Nuestra piel salada y el sol de la mañana o el paraguas protector de las nubes, nos pide una bebida fría y una comida tranquila. En estos lugares de comidas, frente al puerto, encontraremos menús de 10,50, de 15,50, de 17,50 y de 22,00 euros, primeros y segundos platos, en alguno de ellos con postre, bebida aparte, siguiendo un esquema de entradas al centro y arroces de plato principal.

Caminar por el Paseo Marítimo nos ayudara a comprender que la FELICIDAD, además de ser el final del proceso de la Virtud, también se encuentra en los cuatro baños de la tranquila mañana y en el arroz junto al vino blanco. Pero en cuanto lleguemos a una calle principal de Denia como es la del Marques del Campo, nuestro cuerpo nos pedirá, de unas sus heladerías, un helado. Entonces comprenderemos que la Felicidad, además de ser un proceso de saber, es la quietud de la contemplación.

Nuestro cuerpo y nuestra alma, para quién tenga alma, nos llevará de regreso al puerto, donde, a media tarde, tomaremos una GOLONDRINA que nos llevará por el Mediterráneo en una excursión náutica , apenas a una milla de la costa, recibiendo el fresco aire de la brisa marina y los efusivos saludos de otros navegantes afincados en sus embarcaciones, más o menos grandes, más o menos rápidas. ROTES aparece ante nosotros, allí está el GOSET; estaba Zeus de visita en Hemeroscopión y se fue a pasear por la Playa de Las Rotas, que vio a Selene, también llamada Luna, con su novio. Como Selene había jurado virginidad eterna y al novio parecía no importarle pero a Zeus si, y no pudiendo el dios hacerse con el virgo de la Luna, descargo el jefe del Olimpo una tormenta, aprovechando que los dos novios viajan en barca, como nosotros ahora, de modo tal que Selene y su novio se ahogaron. Pero en la barca iba un perrito, "el goset", quién sacó a la Luna del agua, del novio nada sabemos, llevándola a la orilla, pero Selene murió. Zeus, que era un algo malo y un algo sensible, decidió eternizar al perrito en roca.

Con la citada narración veremos pasar ante nosotros, a continuación, LOS PINOS, una de esas pendientes de casas afortunadas, y finalmente las paredes de 100 metros, con la CUEVA DE AGUA DULCE, la CUEVA TALLADA y un sinfín de agujeros prendidos de las rocas que son del MONTGÓ, antes Kaón, también Monte Jovis, es decir de Jupiter, según Diago, que fue historiador. Al final, como prendido de la mar, el CABO DE SAN ANTONIO, de 170 metros de altura, con su faro; los acantilados están desnudos, mostrando la blanca piedra toda la impoluta limpieza que existe allá donde el Hombre no llega. Nuestra Golondrina bordeará la punta, encontrándonos, en un instánte, en la linde que separa al oeste del este, como situados en el abrazo del norte con el sur, y allá veremos el Cabo de San Martin e intuiremos la presencia del Cabo de la Nao, mientras nuestro navío encara hacía JAVEA, en cuyo muelle bajan unos viajeros y suben otros, para iniciar, al poco, la derrota de vuelta a Denia por la misma senda marina. Han pasado dos horas de navegación, y Denia pasa a ser un recuerdo para esa noche de sueño.

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