Documento posterior 00668
Las CAJAS DE AHORROS nacieron para ayudar al "pobre", y han venido a morir sirviendo al "rico", afirma Cómodo Centón. Triste destino para una idea tan grande. Pero no podía ser de otro modo, ya que si bien nacen para "ayudar al pobre", su alumbramiento precisa de la "ayuda de los ricos" para poner en práctica la idea.
La "idea", ciertamente, era meritoria, más nacía contaminada en sí misma; pretender que un "rico" ayude a un "pobre" es, sentido estricto, una "idea fatua". Esta falta de entendimiento, creer en la "bondad del rico" implica una razón, cuando la extendemos al ámbito social, desvirtuada en sí misma, falta de contenido, extensa en presunción y cierta vanidad. Hay no obstante lo anterior, casos diversos de "ricos" que abandonan sus privilegios y se dedican a los pobres, lo que hacen por un sentido ético que implica algún tipo de salvación, pero que al dejar la "riqueza" y adoptar como propia la "miseria" se retrotraen en su capacidad de poder, penden del "rico" y dejan una herencia contaminada "por sí misma".
La historia de la "idea" se desarrolla dentro de un espectro administrativo, cada vez más poderoso y succionante de los medios e instrumentos disponibles, de tal manera que la gerencia de los mismos implica la propia sostenibilidad de la "idea", que ha de responder a "beneficios" tangibles.
Es así como lo que nace de la "mano del "ilustrado" introducida en el "bolsillo del rico", acaba por regresar al "bolsillo del rico" de la "mano del rico". Pero para que esto tenga lugar es menester que la "gerencia de la idea" venga a ser cosa de los "faunos", esto es, ricos aburridos de su riqueza y políticos necesitados de riqueza.
En esto llegamos al FIN DE LAS CAJAS DE AHORROS, cuando los "hombres lascivos" nombrados por los "faunos políticos", toman la dirección de Las Cajas de Ahorros, el apetito desmesurado de unos y otros logra transformar las Cajas de Ahorro en Bancos. Solo queda cantar el réquiem, dice Cómodo Centón.
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