Documento posterior 00650
Toda ECONOMÍA es el resultado del trabajo; cuando la Economía suple el trabajo por la inversión se transforma en CAPITALISMO, afirma Cómodo Centón.
Ya en reiteradas ocasiones, de este índice de documentos, hemos dicho como aquel que tiene dinero y quiere invertir, ha de acudir al negocio que tiene junto a su casa, entiéndase una panadería o una tienda de ropa o tal vez una peluquería, acaso una casa de fotografía o un bar, una sala cinematográfica por ejemplo, la carnicería de la acera de enfrente, también la verdulería que hay en la esquina o el taller de reparaciones..., pues a todos ellos, seguro, bien les vendría ese dinero, y en esa economía de trabajo invertir.
Pero no, faltaría más. EL INVERSOR se olvida, o mejor ignora, a la economía de trabajo y prefiere invertir, o mejor especular, en la economía de la avaricia, transformándose en UN CAPITALISTA.
El camino de la avaricia, dejemos cuestiones éticas y morales aparte, porta en su contenido mismo la muerte del trabajo, de modo que cuando el hombre deja de trabajar difícilmente puede entender que el trabajo sea el origen de su origen. Lo primero es trabajar para uno mismo, lo segundo se ha de trabajar para la familia, y lo tercero, cuando la riqueza, si por el trabajo llega, que suele ser imposible, ha de emplearse como trabajo por los demás. Sin embargo, trabajar para los demás no figura entre los principios que alumbran a al economía de la avaricia.
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