jueves, 25 de agosto de 2011

00664-10.LOS LIBROS: 02.Ortega y Gasset: 02. Castilla y sus castillos

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En la segunda línea de trabajo establece ORTEGA como todo hombre-maduro ha de conservar algo de lo que fue siendo joven y aún algo de lo que fue siendo niño, y en el mismo sentido, siguiendo la comparación expuesta, toda civilización ha de conservar algo de su hijo la barbarie y de su nieto el salvajismo, de tal modo que cuando se olvidan tales antecedentes viene a anquilosarse y a morir.

La vida es una empresa, y en toda empresa hay dos elementos que definen la actitud del hombre frente a la misma, como son el apetito de ejecutar la empresa y el temor al peligro que dicha ejecución conlleva. El bárbaro, es decir la Edad Media, siente el apetito de ejecutar la empresa, y lo hace como un "guerrero", un ser orgulloso de su propia individualidad, lleno de libertad personal, capaz de decidir sobre si mismo, que confía en si mismo, que se justifica por si mismo. La guerra es su trabajo, guerrear su vida, y la vida existe para ser perdida, de ahí que morir sea preferible a cualquier otra existencia, de modo que no temer a la muerte le hace no evitar el peligro de acarrea su empresa. El civilizado, es decir la Edad Moderna, siente el temor ante el peligro que toda empresa acarrea consigo, de modo que evita el peligro, reniega de su necesidad, y prefiere vivir aunque tal acción sea hacerlo sobre una vida que se arrastra, que se extiende frente a la muerte, que se prolonga aunque no se use, porque nos encontramos, dice ORTEGA, ante el "industrial" que precisa de la paz para vender su trabajo, lo que hace dentro de un sistema colectivo de intercambios donde la estabilidad jurídica proporcione la seguridad que el hombre moderno no posee por si mismo, de ahí que ceda su libertad personal ante la democracia, y se someta al "estado", atándose a la "cultura" y por ella justificándose. Si la soberbia define al "guerrero", la decadencia hace lo propio con el "industrial".

Concluye ORTEGA estas ideas sobre los castillos estableciendo como la forma de vida en la Edad Media se sustenta en la "fidelidad" y en el honor, en la confianza en el "otro". Frente a lo cual la Edad Moderna precisa de un "contrato", un elemento material que despersonaliza la relación y que carece de alma. Efectivamente la relación se puede desvirtuar, pero si en la Edad Moderna la multa o la prisión son las condenas y al violador se le llama criminal, en la Edad Media la calificación de felón es en si mismo el castigo por medio del insulto que acarrea.

Pero aún hay algo más, el "criado". Pone de manifiesto ORTEGA la diferencia entre "ser criado por alguien" y "ser el criado de alguien". La Edad Media "cría", de modo que el criado sirve, no trabaja y por tanto no cobra, y de ese servicio obtiene un beneficio, ya que tras el servicio a su señor puede devenir un ascenso en la escala social. Por contra la Edad Moderna estable una relación de trabajo entre el señor y el criado, de modo que ese trabajo ha de ser cobrado.

ORTEGA Y GASSET es "yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo". La idea esencial es que cada persona tiene que decidir, a cada momento, que va a hacer en el instante siguiente, no como un hecho preocupante de lo ha de hacer sino como un hacer . Esa decisión es intransferible, nadie la adopta por otro, de modo que consta una interrelación del sujeto con la realidad dentro de un real condicionado por una apreciación subjetiva que, en todo caso, se ha de superar mediante la razón vital. Así, toda percepción como toda ideación se contemplan con una perspectiva particular o punto de vista trabado en el conocimiento. Lo que lleva a considerar muchas formas de determinación de la realidad que, sin embargo, no todas pueden ser entendidas como válidas, quedando desvincula la verdad del punto particular, y negando, de tal manera, la presencia de lo absoluto.

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