martes, 2 de agosto de 2011

00642-13.ECONOMÍA: 04.Deuda Pública: El Estado Bueno y el Estado Malo

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La CONTABILIDAD tiene, y solo tiene, dos columnas; así tenemos la COLUMNA DE ENTRADAS DE DINERO y la COLUMNA DE SALIDAS DE DINERO. El resto de las "columnas" son columnas aparentes o subcolumnas que solo sirven para liar la limpieza estética de las "dos columnas", la de entrada y la de salida de dinero.

Dicho de otro modo: si gano cinco, gasto cinco; si gasto seis, debo dinero; si gasto cuatro, ahorro dinero. Saber en que lo he gastado, esta bien para gastarlo mejor, de ahí la existencia de las subcolumnas, pero si tengo las subcolumnas para saber gastar mejor y aún así y todo no se gastar porque gasto más de lo que ingreso, la existencia de las "subcolumnas" solo es un cuento narrativo contable que a Cómodo Centón no le interesa.

Se sabe que CÓMODO CENTÓN quiere la desaparición del "estado", pero es al tiempo consciente que para que tal desaparición fuese posible, sería necesario que todos los seres humanos, y se dice absolutamente todos, quisieran la desaparición del "estado". Atendiendo a esta doble consideración, el Hombre que quiere la desaparición del "estado" ha de defenderse de "políticos" y brujos" mediante un "estado" donde ningún hombre quiere el poder de ese "estado".

El ESTADO BUENO es aquel que solo, y solo, gasta lo que ingresa por impuestos. Si el gasto aumenta, deberán aumentar los ingresos, pero si los ciudadanos no pueden aportar más impuestos, el Estado Bueno no realizará gastos que estén por encima de los impuestos (véase el documento 00633 de este indice). Como príncipe de este "estado" son los "gestores", aquellos que gestionan un dinero ajeno con el ánimo de no politizarlo y, por tanto, lejos de las manipulaciones de los "brujos".

Sin embargo, vivimos en el ESTADO MALO, ese "estado" gobernado por políticos y cuya "soberanía" reside en la posesión del dinero del "brujo". Tal conjunción requiere de una contabilidad de miles de subcolumnas que sirven más para ocultar que para aclarar. Todo "político", por su propia naturaleza, necesita de un "haber" de triunfos, de modo que más allá de la mera gestión precisa del endeudamiento ajeno para lograr éxitos extraordinarios que le permitan seguir siendo un "político", y ese endeudamiento es lo que le vende el "brujo".

Para lograr sus "fines" el Estado Malo, no queriendo aumentar los impuestos, crea los IMPUESTOS OCULTOS en forma de Deuda Publica, de modo que crea un calendario de subastas, de modo que por esas subastas evidencia su perdida de soberanía a favor de las Bolsas de Comercio. El "brujo" entrega dinero al "estado", y éste a aquel le entrega "papel" para que el "brujo" pueda "revenderlo" a su gusto y necesidad, obteniendo un beneficio. Pero, y además, para garantizar el pago de la deuda en el tiempo de su vencimiento, se exige al "estado" que acepte, a su cargo, un "seguro" que garantice el montante de la operación, siendo que de este modo, además de pagar un sobre interés al "cliente del brujo" y un interés al "brujo", paga el "estado" una prima de seguro.

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