miércoles, 3 de agosto de 2011

00644-13.JIJONA: 02.Año 2011: 02.El coste de la fiesta

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-II-

Conforme a lo atendido, LA FIESTA es "innatural e innecesaria", pero existe, es una permanencia que llena la vida del Ser Humano y en consecuencia una realidad, esto es, un "placer" que deviene en un "dolor". Lo primero que advertimos en una "fiesta" es que la conocemos como "fiestas" y que responde a un tiempo y a un espacio, una vez al año y en el mismo lugar. Lo segundo es que ha de ser placentera, responde a un "placer", de tal manera que si ese "placer" fuese continuo se mutaría en "dolor", y ni "los más osados festeros" soportarían el "continuo placer", ya que la "fiesta" cansa, es decir, termina produciendo "dolor". Así, y lo tercero, es que el resto del tiempo y del espacio, el Ser Humano lo dedica al trabajo, o a buscar trabajo (esto si que es malo) de forma que una parte de su trabajo lo ejerce para sentir el "place de la fiesta", que si bien consiste en pasarlo bien no es menos cierto que esa parte de "trabajo", dedicada al placer, desaparece cuando concluye el "placer" y renace como "dolor". Porque el efecto del "trabajo" es el dinero, y de éste es el gasto.

-III-

En su origen "toda fiesta" es una reunión de familiares y amigos, y esa "reunión", en si misma, es un gasto. Cuando la "reunión" se hace periódica, el "gasto" aumenta, si precisa de una vestimenta y unos utensilios, unos aperitivos, unas comidas y unas cenas, además de invitaciones, el "gasto" aumenta, si requiere de unas cuotas, de unos permisos, de una publicidad y de un reconocimiento público más allá de las fronteras del "pueblo", el "gasto" aumenta, si, además, exige el cierre de unas calles, la limpieza de las mismas, de banderitas, pendones, músicas, pólvora y hasta de varios trajes y vestidos, carrozas, caballos, el "gasto" aumenta..., y lo hace, aunque pensemos que de forma "finita", hasta el "infinito", de manera que se puede perder allá donde ya no podemos alcanzarlo, convirtiendo el "placer" de una reunión con familiares y amigos en una carrera de años-luz de "dolor".

Así cuando el "dolor" aparece, el "placer" desaparece. Es el momento en el cual la "luz" ha de ser apagada, cuando el número de "festeros" decrece, cuando se ha traspasado la línea roja de lo "posible", de modo que todo el "ornato de la fiesta" se oscurece, dejando fuera a unos "festeros" que ya no pueden. Y hay que elegir, sin duda, pensando en todos; y sobre todo , pensando en aquellos que ya no pueden dedicar una parte de su "trabajo al gasto de la fiesta", y aún más pensando en aquellos que "no tienen trabajo". Hay que bajarse del "tren de la velocidad de la luz", porque éste tren deja en las estaciones a muchos festeros y otros, que no siéndolo, podrían incorporarse a un tren más lento, menos llameante t espectacular, más tierno y que pudiese portar a un "pueblo entero".

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