martes, 9 de mayo de 2017

03598-148.ALICANTE: 16.Historia: 02.Siglo XIX: Absolutismo y Liberalismo

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03576 (28.04.2017 -15.Historia: 01.Siglo XIX: 02.El Gobierno de la ciudad)

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03600 (10.05.2017 - 17.Historia: 03.Siglo XIX: Boné y la burguesía)

   
     Tras la Guerra de la Independencia, toma el trono Fernando VII. ALICANTE se convierte, definitivamente, en la primera ciudad de lo que ya es Provincia de Alicante, primero en 1821 y posteriormente en 1833 dentro del ámbito liberal originado en las Cortes de Cádiz de 1812. No obstante sufrirá Alicante dos periodos de involución como fueron 1814-1820 y 1823-1833 en los que el rey volvió al Antiguo Régimen.

    El periodo 1814-1820 se caracteriza por una represión real de tipo individual; se buscan a las personas que se han significado en la destrucción del absolutismo, aquellos que han intervenido y colaborado con las Cortes de Cádiz, esto es, la monarquía actúa contra élites liberales que, en general, logran abandonar España. Lo primero fue acabar con la legislación constitucional y promocionar una alianza entre el trono y el altar, lo que se logro ante la general situación de penuria en la que ALICANTE había quedado tras la guerra; lo importante es recuperar la vida de la ciudad en cuanto al hecho de cubrir alimentos y condicionar el espacio al tiempo de paz, dentro de una economía muy dañada. El cierre de periódicos, la expansión de las ideas y el cambio de autoridades no era lo primordial, de ahí que el cambio se mostró complaciente con la supresión de los derechos y libertades, pues la represión no causó incidencia en las clases populares. 

     Alicantinos destacados que sí sufrieron represión los encontramos en el padre Antonio Bernabeu y en Antonio Mira-Perceval, pero con multas pequeñas y sanciones penales no excesivas. En estos años se abrió el Jardín Botánico y la Escuela de Comercio, hubo una riada en 1817 que desbordó el Barranco de Canicia (hoy calle Baile), se mejoró el alumbrado y se declaró el puerto de depósito, construyendo el Paseo de Quiroga (hoy La Rambla)  donde antes estuvo el muro del siglo XVI

    En 1820 se inicia el Trienio Liberal que obliga a Fernando VII a reconocer la Constitución de 1812. Las relaciones entre liberales y absolutistas fueron soportables para ambas partes en un principio, pero la autoridad liberal aumentó su presión, lo que devino en ciertas algarabías absolutistas ya en 1822, pero el incidente más importante fue el iniciado por el director de la fábrica de tabacos, Antonio Fernández Bazán al intentar suprimir la iglesia interior de la fábrica para convertirla en lugar de trabajo. 

    Lo cierto es que las ideas liberales no penetraron en el ánimo de las gentes ni se puso en marcha un proceso de ilustración, concluyendo el periodo con el PRONUNCIAMIENTO ABSOLUTISTA, que extendió hasta 1833, con la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis. Ahora la represión se extendió de forma generalizada por parte de Fernando VII, destacando en Alicante el brigadier Fermin de Irriberi, iniciándose toda una serie de delaciones, persecuciones, encarcelamientos y muertes entre los adictos al régimen liberal, a lo que se añadió una importante cantidad de exiliados políticos. De nuevo destaca aquí el intento de Antonio Fernández Bazán, coronel de la Milicia Nacional, que desembarcó en Guardamar con una tropa, pero que terminó muerto en Villafranqueza

    La CIUDAD se había ampliado en 1810 incluyendo al BARRIO DE SAN FRANCISCO dentro del murado, generando espacios de crecimiento urbano con la apertura, en los siguientes años, de nuevas calles. Se reconstruyó el BARRIO DE SAN ANTÓN y se remodelo el BARRIO NUEVO. 

     Poco antes de morir advierte Fernando VII de la existencia de la Ley Sálica; la abolición de tal ley sucesoria permite que ISABEL II sea reina, pero inicia el periodo de Las Guerras Carlistas. La monarquía española torna constitucional y se apoya en los elementos liberales y moderados del momento, lo que permite su implantación en un breve periodo de tiempo frente a los carlistas (Primera Guerra de 1833-1840), e iniciándose el acceso al poder de la BURGUESÍA LIBERAL.

    ALICANTE ya es, de nuevo, capital de provincia; nace la Diputación Provincial y el Jefe Político de la Provincia. Se imponen una nueva estructura social basada en nobles y labradores terratenientes junto a una burguesía urbana, alta y baja, que se terminará imponiendo a campesinos, artesanos, pescadores y restos de oficios manuales, ocupando, los primeros, los cargos municipales conforme un sistema censitario, así como dirigiendo la Milicia Urbana, posteriormente Milicia Nacional, que realizaba funciones tanto militares como de orden público, instrumento por el que se controlaba los Movimientos Populares, y elevando sus fortunas con la primera desamortización. 

    ALICANTE seguirá siendo una ciudad con unas condiciones deficientes de habitabilidad; las calles son de tierra, salvo la Plaza del Mar, que dispone de empedrado, siendo el lugar de paseo de la época, aunque ya algunas disponen de trozos de acera.  El polvo y la lluvia convierten la ciudad en barro y lodo, a lo que se añadía las aguas sucias vertidas por los vecinos, el estiércol de los animales y las moscas resultado de la humedad, los charcos y las olores. La Diputación determina los problemas esencial que se advierten, como son las comunicaciones, la enseñanza y la sanidad, al carecer la provincia de un sistema de caminos entre los pueblos, el estado de abandono de los colegios, y las recurrentes enfermedades endémicas.

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