sábado, 27 de mayo de 2017

03635-16.EVOLUCIÓN DE LAS IDEAS: 02.Materia y Forma

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03618 (18.05.2017 -  01.Materia y Forma)

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        Con los parámetros conocidos el Hombre “repiensa” lo ya pensado, mientras que “piensa”, con los parámetros variables, lo que no ha sido pensado. Es así como el Saber es estático y es dinámico.  

        Lo ETERNO existe; esta idea es eterna, ya lo hemos dicho, es decir, estática. La Idea de La Persona no lo reconoce ni por una forma ni por un contenido, de ahí que toda forma y contenido sea posible en relación a Lo Eterno. Lo Eterno es un universal, en sí mismo y para sí mismo, que conforma la ignorancia de la Persona como sabiduría. Pero si Lo Eterno ha sido, hasta ahora, una idealización de la Naturaleza, un “ser” que vive en la Naturaleza, de la que ha sido su creador, es ese vivir de Lo Eterno en la Naturaleza lo que permite a la Persona modificar los contenidos que definen a Lo Eterno, descubriendo los atributos que lo delimitan como “ser antinatural”. Ciertamente Lo Eterno es un “ser antinatural”, ya que está fuera de la Naturaleza, debido a que es el creador de la Naturaleza, lo que le da carácter eterno, infinito, indeterminado, inmaterial, sin forma. Ahora bien, este sentido de Lo Eterno no es comprensible para el No Ocioso, para quién todo es materia y, por tanto, la manifestación de un fenómeno que se percibe, se nota, que modula el contenido real de la vida. Es así como el Ocioso da forma a la Materia, transformando el “ser antinatural” que es Lo Eterno en una representación formal por medio de la materia. Para esto la Persona toma a la Naturaleza como punto de partida, obviando que el verdadero punto de partida sigue siendo Lo Eterno; es la Persona que cree en lo divino pero aprecia lo humano como un complemento de lo Eterno. Ahora Lo Eterno ya tiene forma; se ve. Y este “ver” lo hace “real” y es comprensible, ya que por la forma se entienden sus atributos, de modo que ya ha dejado Lo Eterno de ser un “ser antinatural” para transformarse en un “ser real” que toma formas humanas, de animales, de mezclas de ambos, de meras representaciones imaginarias y que, además, tiene casa; es el templo. Un lugar que inicia su andadura como un espacio cerrado, donde mora Lo Eterno atendido por El Interpretador. El TEMPLO guarda la grandeza del Ocioso, sus misterios, el saber y, ante todo, el origen de su poder, de modo que solo es poderoso quién entra en el Templo y es conocedor de la morada de Lo Eterno. Nace así la Doctrina del Misterio, que se recoge en el interior del Templo y se expande entre los No Ociosos como Verdad. Más adelante la imagen de Lo Eterno se expone a la vista del No Ocioso, pero persiste la Cámara de la Doctrina del Misterio como privilegio del Ocioso y del Modo Pasivo del Pensar. La DOCTRINA DEL MISTERIO es común a toda idea que antepone Lo Eterno a la Persona. Se entiende que Lo Eterno evacúa una idea en el Hombre, que dicha idea se recibe en un “secreto”, como una proyección que tiene un solo sentido, pero que ha de ser extendida como un haz de proyecciones desde el Hombre Elegido al Hombre Destinatario, a esto le hemos llamado Doctrina del Templo o relación entre el Ocioso y el No Ociosos. El arcano que se configura así, de lo divino a lo humano, precisa de un habitáculo, que hallándose a la vista del No Ocioso niegue la injerencia de éste en su contenido, de ahí que si bien “existe” como materia, su expresión como idea se situé en lo recóndito de lo que “no existe”. En este punto la acción del Ocioso es imprescindible, pero la guarda de la “idea” queda en el Templo del Brujo, donde se inicia la Doctrina del Misterio. Es fuera del Templo donde el Saber busca expandirse lejos de la Doctrina del Misterio, de modo que el Ser, la Esencia y las Leyes son los sujetos de la crítica activa. No es suficiente con aceptar el trato pasivo de una Idea que es un arcano y que parece comprometer el Saber, de ahí que se inicia un PENSAR DEMOSTRATIVO capaz de ser examinado por la “razón”, de modo que a través del conocimiento adquirido sea posible transitar hacía Lo Eterno; dicho de otro modo, la Idea de La Persona se mueve en dos campos, por una parte el respeto al Modo Pasivo del Pensar como una evidencia, y por otra parte el desarrollo del Modo Activo del Pensar como una casi certeza que pende de la evidencia de Lo Eterno. 

        Llegado a éste punto la búsqueda del ORIGEN es doble, ya que Lo Eterno es el origen como “ser antinatural”, y ya que la Naturaleza es el origen en cuanto a forma y materia. Existe lo INTERIOR y existe lo EXTERIOR; todo cuanto existe posee ambos elementos, y todo cuanto existe es MATERIA, la cual se contempla como finita, pero aún considerando que sea infinita es la propia Materia la que fija los limites por medio de la FORMA. Esta relación entre Materia-Forma se conviene como Lo Eterno, de modo que todo está hecho de una MATERIA PRIMA. Adquirido éste conocimiento como un valor absoluto se impone encontrar el significante del primero de los conceptos que responden al Origen.

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