miércoles, 17 de mayo de 2017

03614-11.NOTAS PARA UN IMPOSIBLE MANIFIESTO ANARQUISTA: 10.Conceptos

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03603 (11.05.2017 - 09.Conceptos)

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03630 (23.05.2017 - 11.Conceptos)


Tenemos, pues, por evidencia, a la vista de lo dicho, que cuando el Hombre abandona su Núcleo, pierde su Soberanía o capacidad de gobierno, la cual se sustenta por la Voluntad ó el acto primario e intimo de permanecer en el Circulo. Asimismo en el Núcleo no existe el Pensar, de modo que los Pensamientos se definen como Soberanía. Al perder la capacidad de gobierno como consecuencia de la existencia espiral, el Pensar, que suplanta al Pensamiento, se manifiesta como Voluntad, de modo que ésta última se define como la tendencia hacía la Soberanía. Ahora bien, si la Voluntad es un acto individual, se nos muestra la Soberanía como un acto social. Desde este momento el Hombre solo tiene derechos y obligaciones, mientras que la Sociedad tiene Soberanía. Este momento, trascendental, nos muestra que la Espiral es ya un hecho, conformada por la Naturaleza, delimitada por el Universo y poseedora de Soberanía. Del Hombre como Anarquía no queda nada. Lo cierto es que el Hombre al pensar en dios y crearlo, lo que hace es repudiar su voluntad de vivir en el Circulo, entregando al pensamiento divino la Soberanía. 

Lo que sigue es la Historia, la necesidad de argumentar y justificar, la construcción de Núcleos Periféricos y el decaer en el gobierno de otros, esto es, Dictadura, alejándose, tal vez definitivamente, de la Anarquía y conduciéndose al Desorden por el Desorden. 

      Lo que queda es el HOMBRE ESCLAVO, un pagador de impuestos y servicios, y un deambular tras sus derechos. Éste hombre necesita un PRINCIPIO, aquello que le facilite el despertar de los sentidos y le procure, a un tiempo, certeza y evidencia, y precisa, también, de un principio como origen. Tal  lo hallamos en la singularidad y destino del hombre; esto es, la MUERTE. No obstante lo anterior, surge, porque lo vemos, un destino anterior: NACER. Oscilamos entre estos dos principios en la convicción de ser dos, y el periodo intermedio en el que somos capaces de comprender la dualidad de los dos principios, vivimos. Que nacemos para vivir, lo comprendemos. Lo que no entendemos es para qué morimos, ni logramos concebir por qué nacimos. Este péndulo que va del nacer al morir nos exige una argumentación, y en esta justificación pasamos la vida. De este modo y desde el Núcleo hemos sido capaces de mutarnos en el Hombre en el Cado, transformarnos en el Hombre del Cado y crear el Estado, cuyos hijos, Ley y Religión, han argumentado la existencia del péndulo, fundamentado al Hombre Soberano. Esta evolución, que es vida del Hombre hacía ningún sitio, Espiral, forja los componentes esenciales de la Historia, creándose de este modo las argumentaciones y las justificaciones, Núcleos Periféricos, siendo todo posible siempre que se disponga del instrumento por excelencia: el Estado, el único que al cabo tiene derecho. La secuencia vista deviene en un Hombre de la Plaza, en sus dos niveles, para concluir en el actual Hombre Iluso y en los dos nuevos hijos del Estado: el Presupuesto y el Laicismo. 

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