jueves, 18 de mayo de 2017

03618-15.EVOLUCIÓN DE LAS IDEAS: 01.Materia y Forma

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  Hay junto al hecho de la invención un segundo problema que, sin embargo, es la esencia del “saber” y que se presenta como CONOCIMIENTO que estudia globalmente la Naturaleza. Ahora bien, para establecer qué es conocimiento precisa la Idea de la Persona de un juicio o proposición que, efectivamente, sea conocimiento. La PROPOSICIÓN responde a un valor que puede ser cierto o no serlo, de modo que su contenido pende de la justificación del mismo, siendo lo contrario un mero acto de fe o creencia. He aquí la mutación que genera el primer punto de inflexión del “saber” en cuanto a sí mismo como tal y en cuanto a conocimiento dentro del “saber”, de forma que las creencias entendidas como Primeras Explicaciones se transforman en bases teóricas que pretenden estar justificadas.  

      La Persona transforma su condición pasiva frente a los relatos divinos en una aptitud activa frente a la crítica divina; ve como ocurren cambios constantes en la naturaleza, pero no advierte que son MUTACIONES, y deriva su creencia de los relatos de los dioses a la existencia de una MATERIA PRIMARIA como origen de todos los cambios. Lo importante aquí no reside en el cambio del modo del pensar sino en la permanencia del modo de pensar, pues parece que el nuevo modo de pensar sea, en sí, el cambio de la forma del pensar, cuando en realidad lo que sucede en una traslación del modo de pensar. Ciertamente, tiene que haber algo de lo que todo proceda, algo a lo que todo vuelve, es decir, algo como Lo Eterno, de forma que si de la observación de la naturaleza se extrajo los relatos de los dioses, ¿no será cierto que de la observación de la naturaleza se extraiga el relato de Lo Eterno? Hasta ahora, ya lo sabemos, los hombres se han distribuido, y son los “hombres” quienes “a sí mismos” se han distribuido, en dos grandes grupos, a los que conocemos como Ociosos y No Ociosos. Del proceso ya hemos hablado, y consta más detallado en Las Notas para un Imposible Manifiesto Anarquista, de ahí que sea comprensible ver como el INTERPRETADOR es el elemento de enlace entre los dos citados grupos, así como el  elemento de enlace entre lo vivo-vivo y lo vivo-muerto, que tenga capacidad para generar una Doctrina que derive en una Religión, y que ambas, en un espacio y tiempo definido, puedan verificar la CONSTANTE DE PODER y que debe ser entendida como una variable fija, cuyo objetivo es mantener el orden establecido. Ésta “constante” responde a un doble instrumento de percepción, según la visión responda a elementos naturales o bien a elementos artificiales. Su representación más genuina la encontramos en el concepto de AGUJERO, de modo que con los relatos de los dioses, entiéndase Religión, la Persona mira desde lo profundo de un pozo el pasar de la luz en el cielo. Con los relatos sobre Lo Eterno mira La Persona desde lo profundo de un aljibe el pasar de la luz en el cielo. Con parecer lo mismo, es distinto. Sin embargo, no distingue el Hombre si se halla en un pozo o en un aljibe, de ahí que pareciendo distinto pasar de los relatos de los dioses al relato de Lo Eterno sea como un proceso critico evolutivo. Esto es, pasar de las Ideas de los dioses a la Idea de Lo Eterno implica que el Hombre ha modificado su posición en relación al cielo, cuando lo real es que ve desde lo profundo del mismo “agujero”. De este modo la MIRADA es el conocimiento, y es así como los procesos de la naturaleza se entienden estudiando la propia naturaleza, de modo que tal entendimiento refleja un cambio aparente del Saber. Semejante proceso lo conocemos como el MODO CIENTÍFICO DEL PENSAR, cuyo objetivo es el Saber. En la Persona se determinan dos Modos de Pensar, a los que conocemos como Pasivo y Activo. El MODO PASIVO, el más extendido y el habitual, consiste en aprender lo ya existente, de tal manera que éste “saber” es mera incorporación de lo conocido, primero al ámbito personal y, posteriormente, al ámbito social. Es una transmisión por repetición de lo que “ya es”. El MODO ACTIVO es una superación de lo que “ya es” para transformarlo en un “ya no es” que deriva en un “ya es”. Conforme a lo anterior, podemos decir que el SABER contiene un doble significado; así, Saber como un discontinuo entre “ya es” y “ya no es”, donde el fenómeno ya existe como efecto de la causa, y Saber como un continuo que busca la causa del fenómeno para representarlo en un efecto, esto es, “ya no es” a “ya es”. Dentro del primer significado aceptamos lo que “ya es” para trasmitirlo como “ya es”, mientras que en el segundo significado el “ya es” es negado con el “ya no es” que, a su vez, es afirmado por el “ya es”. En el sentido expuesto el Modo Científico del Pensar se quiere desvincular de su parte pasiva si lo que pretende es avanzar en el Saber, es decir, continuar sabiendo lo que ya se sabe modificando lo que se sabe, llamándole Saber; así, el atributo del “ya es” lo es conservador, proporciona seguridad y mantiene el orden del Conocimiento, mientras que el “ya no es” incorpora desorden y cambio, de ahí que el Modo Activo sea casi inexistente y deshabitual. Lo que tiene lugar, en realidad, es una mera apreciación de la posición que el Hombre ocupa. Si el “agujero” de visión es un ALJIBE, la Persona es “ya es”, mientras que el “ya no es” responde a un POZO. Por el primero es la Persona el que cava el “agujero” que le permite adquirir Saber, construyéndolo en función de unos parámetros conocidos, mientras que por el segundo el Hombre accede a una construcción en la que no ha intervenido y que, por lo mismo, está sujeta, tanto la posición como el Hombre, a parámetros variables.

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